—¡Niño!
Dejé todo lo que estaba haciendo para girar de inmediato y mirar a quien me ha llamado con dureza.
—¿Ya no hay más de estos en el almacén? —preguntó extendiendo un pequeño lirio de plástico.
Lo tomé para mirar por debajo de la maceta en la que estaba guardado: —9501… —leí murmurante. —Es el último. —dije. —Pero hicimos un pedido hace dos días, llegará el sábado.
Los labios de quién tengo en frente hicieron una mueca desaprobadora, después no me dijo más y giró: —Lo siento, señorita. Tendría que esperar a que lleguen más o comprar uno similar.
—Puedo esperar hasta el sábado. —le respondieron.
La delgada voz que sonó, me obligó a levantar la vista un poco más para mirar a quien le pertenece.Jamás me había quedado tan anonadado como en el momento en el que la miré.
Se veía como las actrices extranjeras que siempre están en televisión; su cabello era largo, castaño y brillante. La sonrisa que daba mientas daba respuesta, tenía la capacidad de contagiar a cualquiera. Incluyéndome ahora.
—Niño, reacciona. —estaba tan ensimismado mirándola que tardé varios segundos en reaccionar. —¿Tienes algo que decirle algo a la clienta? —de nuevo regresé la mirada a aquella que no ha borrado su sonrisa mientras me mira a través de su cabello.
—N-no. —tartamudeé.
Después de eso, hice todo lo posible para ocultar el sonrojo que se alojaba en mis mejilla e intenté regresar a lo que hacía antes.—Regresaré hasta que haya más disponibles. —dijo la de cabellos brillantes antes de salir totalmente de la tienda.
Me siento culpable al admitir que mis ojos siguieron todos sus pasos hasta que dejó de estar a la vista.Luego sentí un poco de peso sobre mi hombro: —Ahora te gusta incomodar a los clientes, ¿No?
—Lo siento. —giré y bajé la mirada avergonzado.
Gyebu negó con la cabeza ligeramente, después me dejó solo en el mostrador.
« … »
Aquel repentino sentimiento se fué desvaneciendo pasados unos días.
Ella no regresó como dijo que lo haría. Aquellos lirios que le hicieron acercarse a preguntar llegaron como dije que lo harían y mientras los acomodaba en los estantes, no podía dejar de pensar en sus delgadas manos sosteniendo la pequeña maceta de plástico.
Aunque el recuerdo de su presencia ya no hacía que sintiera mis manos temblar, igual continuaba dando vueltas y vueltas por mi cabeza. Incluso me hacía perder la noción del tiempo.
—Cerrado. —hablé al aire al ver que Gyebu no ha llegado para abrir la tienda. Si hubiera sido yo, él ya estaría ahí gritándome.
No tan dispuesto a esperar, giré para recargarme sobre la pared, y claro para no estorbar a quien pasa también; las calles estan llenas desde temprano, no importando nunca el clima, las personas continuan con su vida diaria.
Me sé casi de memoria todo lo que está a mi alrededor. Todo, los colores neutros de los demás negocios, el verde de los árboles que brilla cuando los rayos de sol caen sobre sus hojas, el número de ventanas que puede haber en una sola calle e incluso el nombre de todos los gatos de la señora Kang, quien vive en el segundo piso de los departamentos que están cruzando la calle.Hoy esos peludos felinos no estaban ahí, en el balcón, jugando y maullando a cualquiera que pasa por ahí. Tal vez es demasiado temprano para que comiencen con sus travesuras diarias o quizá la señora Kang no está de humor para recibir quejas por todo lo que hacen sus mascotas.
Pero, el balcón de la señora Kang no era el único cerrado. De hecho solo había uno de los 10 pisos con las puertas abiertas este día, el del cuarto piso.
Con algunas verdes plantas dándole color al blanco edificio, el sol caía sobre aquel piso, como si solo fuera para quién vive ahí.
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Song Request. ;; BTS
Fanfiction❛❛ La música es la banda sonora de la vida. ❞ • Serie de one shots inspirados/basados en canciones. • Hetersexual. Homosexual. Bisexual. • Contenido explícito +18, lenguaje vulgar. • Estado: en emisión. [ Historia de mi C O M P L E T A autoría...