Darren De Lender

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Érase una vez en una villa repleta de viviendas, uno que otro mercader trayendo sus artículos a vender, guardias vagando por todas partes para salvaguardar la tranquilidad de su Señor, entre las calles un infante de siete años se hallaba tirado en el suelo, estaba repleto de hematomas y cortes por todo su cuerpo, el niño apenas podía respirar, en su mirada cansada parecía desaparecer su escaza voluntad de vivir. La lluvia comenzó a caer sobre el niño castaño, a su lado pasaban multitudes de personas, indiferentes de su existencia, era bastante común en la villa, no muchos infantes sobrevivían hasta la adultez en la edad media, guerras con su propia raza, enfermedades y peticiones de ayuda tenían ocupado al Rey y su gente.

—Este mundo es tan frío — susurro el niño al ver como lo ignoraban — ¿Qué caso tiene seguir viviendo? No tiene sentido.

El agua formó charcos de lodo por toda la calle, una persona piso uno, echándole lodo en la cara, el infante no reaccionó, solo se quedó allí tumbado en posición fetal, dispuesto a dejarse perder en el olvido, una sombra se posó sobre él, en un principio la ignoro, llegando a pensar que se trataba de la muerte para devolver su alma al circuito de la vida, el Axis Vitae. Al notar que nada ocurría levantó la cabeza, viendo a un hombre peliblanco de pelo largo, este lo miraba interesado, su ropa holgada lucía con detalles dorados, indicando una buena posición.

—¡¿Niño estás bien?! — el hombre lo tomo en sus brazos, sorprendió al niño — ¿Qué te paso?

—Ellos me temen, dicen cosas de que soy un demonio, traigo desgracias a la villa, por eso me golpearon — le confesaba con su débil voz.

—¿Y tú familia? ¿Tienes a alguien? — necesitaba saber lo mayor posible.

—Solo lo tengo a “él” — respondió sin señalar a nadie, esto le pareció algo extraño.

—Soy Darren De Lender, soy un mago de la Orden De Magos y tú eres un hechicero, un poseedor de magia desde tu nacimiento. Me gustaría saber si tienes algún tutor, tengo interés en tus dotes — se presentó el extraño hombre.

—No tengo a nadie, vivo en la calle. Ni siquiera recuerdo si tuve familia — confesó dolido de su realidad.

—Entonces no se diga más. ¿Cuál dices que es tu nombre? — se percató de su falta de empatía.

—No tengo nombre, desde que recuerdo solo he visto estás calles y las horribles habitantes — Darren abrazo al niño en un intento de darle calma.

—Desde ahora serás Tod Lender, mi discípulo y nunca más volverás a estar solo, te lo prometo — con esta promesa le transmitió una sensación de seguridad y calidez.

—Gracias Sr Darren — una extraña voz salió de la boca de Tod, sorprendiendo al mago.

—¡Otra presencia! ¡Tú no eres Tod! — no estaba dispuesto a soltar al menor — ¡¿Qué haces en él?! ¡¿Un demonio?!

—No, no soy eso mago, pero hasta yo desconozco de mi clase de existencia — Darren quedó bastante impresionado ante está revelación, tras esto quedó inconsciente.

—A esto se refería el niño — susurro pensando en alguna respuesta ante sus años de experiencia — sin duda, ambos nos necesitamos. Creo que tú puedes ayudarme con mi problema.

Tod Lender fue tratado por sus heridas y se quedó reposando en la habitación de Darren, el mago estaba fuera de la posada donde se quedaba, hablaba con un sujeto diez años más joven, tenía cientos de joyas en el brazo, tanto en pulseras, como anillos de múltiples colores, era un hombre con un aire muy animado y pelo negro corto.

—Es bueno verte Darren, creía que a estas alturas ya te habrías metido en líos, tu sabes lo de siempre — hablaba con mucha confianza, irritando al mago peliblanco.

Blue Mage: Tod Lender And The OtherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora