—Imparable — fue la palabra que Thomas pudo decir tras ver el poder liberado de Faustus.
—Es un monstruo, parece incapaz de ser detenido — Lancelot se veía pequeño a comparación de este mago quien fácilmente manejaba a sus enemigos — tuve problemas con ese tipo y en cambio él no solo lidia con el maestro.
Ambos podían advertir el peligro acechante sin discriminar a nadie, el único requisito para ser acreedor al ataque era acercársele en ese punto, un muro de rocas se erigía alrededor del mago y sus víctimas quienes no veían escape al estar con su mejor golem.
—¡Debemos ingresar! — le dijo el mago al joven guerrero, este último al notar el peligro inminente se mostraba renuente a la idea.
—No, no lo haré es suicida — se repetía a si mismo sin poder evitar mostrar una mueca sumida en la desesperanza, pero recordó a Alicia y como lucía dolida ante su abandono — no quiero volver a verla así, debo ir..
—Ese sendero es muerte, sigue mi consejo no hagas algo tan imprudente tu fuerza no te hará superar esta dificultad evítalo — resonaba la voz de su maestro en su cabeza lo cual lo llevaba a dudar enormemente de sus capacidades.
—No está bien — susurraba en sus adentros — no está bien que yo huya en cada oportunidad — se lamentaba intentando superar su propio límite autoimpuesto.
Sin decir nada Lancelot se arrojo al interior del muro antes de que creciera y no fuera capaz de pasar, Thomas no perdió tiempo él ya estaba dentro alumbrando en la oscuridad con una sola meta parar a Faustus quien aprisionó a los guerreros dotados con la fe y a Gilffher quien aún mostraba fortaleza liberándose de su prisión de piedra, el golem definitivo se acercó a este con ambas espadas liberadas era bastante claro la intención de asesinato.
—¡No puedo morir aquí! ¡Yo debo regresar! ¡Necesito purificarme! — las ideas bombardeaban su mente apurada, sus ojos no se apartaban de las armas del títere sin voluntad, quien seguía repitiendo una y otra vez perdón.
—¿Y si en lugar de negar este don lo abrazo? — la idea broto ante la presión al no tener otra alternativa, su mente casi colapsada tras la impresión de la muerte sin sentido sucumbió a este pensamiento — ya no tendría caso purificarme si estoy por morir, mejor dejar que me consuma si eso significa matarle.
Gilffher tiembla, acto seguido su pelaje se eriza ahora era la expresión de su cuerpo el cual adoptaba sus instintos mas violentos, aquellos que siempre buscaba reprimir ante el miedo mismo generado por su incapacidad de comprender aquel elemento impulsivo que este mismo optó para tener más poder.
—¡Viseras! ¡Denme sus viseras! — les ordenaba la bestia que residía en Gilffher liberandose de sus ataduras las cuales seguían intentando dominarlo mientras iba el golem por este.
Todo se oscureció por la prisión absoluta de Faustus el cual seguía sin reaccionar ante la aparición de sus compañeros, las piedras seguían levantándose reduciendo el espacio, temblores sacudían a los hombres retenidos.
—¡Estamos atrapados con estos tipos! ¡Y estoy casi seguro que Faustus nos hizo descender! — alegaba Lancelot quien no deseaba emplear su arma contra el imponente mago.
—¡Faustus pará! — le pedía un Thomas desesperado quien admitía su error — ¡Yo lo arruine! ¡No tuve el coraje para hablar honestamente con ella! ¡Y ahora..! Ahora es tarde — el mago cayó arrodillado frustrado ante el resultado que el mismo provoco, su magia y sus orbes desaparecieron hablaba enserio, demostraba su dolor flaqueando en medio de la batalla.
El cuerpo de la niña fue acobijada por una caja de piedra, sirviendo de sarcófago y enterrándose en las profundidades, a su ves la cúpula que intentaba formarse alrededor de la ciudadela detuvo su formación retrocediendo de a poco en poco. Gilffher perdido en la naturaleza hambrienta de su ser se volcó contra los hombres imbuidos en la gracia de su compañero dejando a los magos con un mal sabor de boca, ignoro completamente al golem el cual fue jalado a un cofre del cual varias extremidades negras lo jalaron, inmediatamente se levantó un muro entre los magos con el guerrero de la ciudadela a su lado. Faustus apenado no podía darles la cara, miro al suelo indignado por su forma de actuar.
—Yo nos puse en muy mala situación, arruine la misión — se disculpaba esperando un regaño y seguramente el cautiverio tras su acción.
Thomas se limpio las lágrimas y fue a su compañero haciendo algo que dejó sin palabras a los tres presentes, el mago lo abrazo.
—Tu no arruinaste nada, yo era el encargado y no supe dar las órdenes correctas, si alguien debe cargar con los problemas soy yo — esta declaración dejo anonadado al mago quien se soltó a llorar.
—Sabia que no eras malo aún viniendo de la esencia de mi hermano — Faustus pudo oír la voz de su maestra quien le vigilaba en todo momento.
—No quiero ser un aguafiestas pero tenemos que irnos, los demás deben estar en pésimo estado — les recordaba Lancelot quien no deseaba volver a pelear con el renovado maestro quien estaba del otro lado.
—Lamento decirles que no tenemos medios para regresar a la Orden De Magos de forma tan veloz como lo hicimos al venir, solo nos queda ir a uno de los poblados con mayor cantidad de personas y de preferencia que no se hayan unido a esa secta — Thomas luego de aclararse la garganta les revela su estado — sin contar que una de nuestras compañeras fue herida de forma apremiante, ella es la prioridad y para asegurar su vida propongo un hechizo en conjunto para sanar, eso nos debilitará terriblemente pero la compondrá lo suficiente para seguir el paso del resto.
—Me parece bien, pero démonos prisa y tendremos que llevarlo con nosotros — Faustus miro al guerrero quien no dejaba de verle con miedo pero ahora lo miraba i intrigado por qué aquellas grietas que le daban apariencia a volverse de piedra desaparecieron de la nada.
—¿Pero por qué? — renegaba Lanzelot quien sabía lo molesto que era andar con un prisionero mientras andaban huyendo de sus oponentes.
—Sabe más de lo que dice a primera vista — les aseguro el mago, Lanzelot no estaba dispuesto a fiarse del tipo que estuvo apunto de cometer un genocidio, pero Thomas hizo buena cara.
El que fue el maestro de Nadia miro en dirección al muro donde fue enterrada, dando una mirada de arrepentimiento y dolor ante sus decisiones.
—Vámonos — dio por terminado la misión de la Orden para intentar volver todos a salvó antes de ser atrapados.
En otro sitio recóndito en Neruma Darren viajaba a un pueblo, los alrededores se notaban tranquilos repletos de granjas y personas dedicándose a trabajar las tierras, el mago notaba como el trigo estaba bastante crecido, incluso el aroma a pan horneado merodeaba la zona.
—Es increíble como este lugar fue un sitio donde la guerra consumía todo y ahora la paz es algo tan común, esperó que las almas de los guerreros estén descansando en paz — pensaba el mago sin olvidar el deseo de esos hombres — pero fui traído a este sitio para dar con Tod y esa maga quien me robó a mi aprendiz.
Cada vez que se acercaba más al pueblo notaba varios tótems tallados con diversas figuras en la parte superior, desde águilas, búhos, hasta lobos y osos, todos en posiciones neutrales, ninguna parecía una advertencia o simbolizaba algún peligro, siéndole bastante extraño el motivo por el cual adornaban el sendero.
—Este sitio es bastante peculiar, incluso no puedo detectar la fuerza mágica de Tod o de esa tipa — musitaba el mago entendiendo que el lugar tenía bastantes individuos enlazados al Axis Vitae — ¿Acaso ella era parte de una comunidad? ¡Carajos debo lidiar con burdos pacifistas!
Un hombre mayor que iba pasando le escucho y dándole un vistazo pudo saber que el mago pertenecía a la orden principalmente por tener una capucha de tan buen material.
—Joven debería dejar atrás esa vida cansada de seguir órdenes de personas no autorizadas para gobernar — le señalaba el hombre con más años encima en un tono de superioridad moral al creer saber algo que el otro no.
Darren irritado se da un manotazo en la frente al darse cuenta lo terrible de su locación.
—¡No! No hables más — le pedía encarecidamente negándose a verlo, sin retirar su mano de su frente pero con la otra apuntando al residente — quiero estar sereno lo mayor posible, así que no me digas más de esas mágicas palabras que no puedes guardarte para ti mismo.
—¿Quiere ver a nuestro jefe? Es el porta voz de nuestra comunidad — solo pudo decir eso al querer limitarse de hablar de la “gran verdad”.
—Creo que comenzamos a entendernos — respondió satisfecho el peliblanco.
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Blue Mage: Tod Lender And The Other
FantasyDarren De Lender es un mago de la Orden De Magos, encargada de salvaguardar al reino de Neruma de sus diversas amenazas, al encontrar a un niño de seis años con las capacidades para volverse su discípulo, pero este guarda grandes secretos en su pasa...