Singto resopló y pasó su mirada desde un extremo hasta el otro, mientras el sonido de su caja torácica se levantaba bruscamente una y otra vez. No podía soportar ver el rostro perturbado de su madre, la mirada de odio de su hermana y las estúpidas reacciones de toda esa gente falsa, que lo miraba como si hubiese asesinado a alguien.
Ahora era el momento en que empezaría el verdadero escándalo, así que sin tolerarlo más, salió corriendo rumbo a las escaleras, sintiendo cómo los pasos de Krist iban siguiendo los suyos. Abrió la puerta de su dormitorio de un empujón y se pasó ambas manos por la cabeza, tirando de su cabello hasta que lanzó la silla de su escritorio de una patada y se giró hacia Krist, que mantenía la cabeza encogida, los labios apretados y una señal de vapor alrededor de los ojos.
— Día de mierda... Debí haberle partido toda la cara.
Se quedó en silencio y solo escuchó el sonido de su propia respiración tosca y acelerada durante el resto de los cinco minutos. Krist suspiró y se pasó el dorso de sus manos por sus ojos, escuchando el sonido de la puerta al cerrarse detrás de sí.
— No me pareció bien lo que hiciste, Sing... — susurró al fin con un hilo de voz, inhalando profundamente y dejando escapar el aire con lentitud.
— ¿Qué? ¿No escuchaste todo lo que él me dijo?
— Lo que él dijo no estuvo bien tampoco, pero...
— Estaba viéndolo todo desde esta ventana — Singto exhaló y apuntó una de las ventanas con el dedo índice — Te estaba mirando todo el tiempo y esperaba que todos estén cayéndose de borrachos para irte a traer y dar una vuelta allá afuera. Todo estaba bien hasta que ese idiota se te acercó y te jalo como si nada. Eso me reventó.
— Solo quería conversar y me llevó con sus amigos para presentarlos.
— Ajá, claro — respondió con sarcasmo, sin dejar de mirarlo.
Observó cómo el menor estornudaba y luego se cruzaba de brazos. Le había hervido la sangre cuando lo había visto entre los brazos de Kimmon; le había hervido la sangre a tal punto que le era imposible controlarse y ahora él estaba ahí, evitándole la mirada, como si no quisiera hablarle.
— ¿Te has enojado? — Dijo, soltando el aire con rapidez — Krist, tampoco es para tanto.
— No, no estoy molesto, solo es que me asusté muchísimo cuando sentí que tu hermana y tu madre iban a venir....
Se pasó la mano por la cabeza repetidas veces y exhaló, rascándose la nuca, al tiempo que colocaba la silla de vuelta a su lugar y se sentaba de un golpazo sobre ella. Toda la rabia que sentía parecía haberse congelado, pero cada vez que recordaba lo sucedido hace más de veinte minutos, el hielo se volvía a quebrar. Lo miró y algo volvió a agitarse en la parte superior izquierda de su pecho.
— Ya, está bien, lo siento, pero él me colmó la paciencia.
Lo siento.
Tragó en seco; esas palabras en su boca sonaban tan extrañas en él.
— Pero no es a mí a quién tienes que decírselo, sino a tu hermana.
— ¿Y a ella por qué? ¿No viste cómo se puso? — Krist se pasó los brazos alrededor de su propio cuerpo y elevó sus ojos, enfocándose en él y suspirando después de eso.
— Estaba muy ilusionada con su fiesta y había invitado a todos sus amigos.
Singto elevó ambas cejas y frunció los labios en señal de molestia, al tiempo que lo veía estornudar de nuevo y cubrirse su nariz enrojecida y sus ojos algo llorosos.
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Inocencia Pasional [SingtoxKrist]
Novela JuvenilHay cinco cosas que vuelven loco a Singto. 1.- La forma en la que el rostro del inocente de Krist se torna carmesí cuando él le susurra cosas indebidas al oído. 2.- Como Krist desciende la mirada cada vez que lo siente cerca. 3.- Cómo Krist se resi...