Capítulo 22: Lo siento

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Singto resopló y pasó su mirada desde un extremo hasta el otro, mientras el sonido de su caja torácica se levantaba bruscamente una y otra vez. No podía soportar ver el rostro perturbado de su madre, la mirada de odio de su hermana y las estúpidas reacciones de toda esa gente falsa, que lo miraba como si hubiese asesinado a alguien.

Ahora era el momento en que empezaría el verdadero escándalo, así que sin tolerarlo más, salió corriendo rumbo a las escaleras, sintiendo cómo los pasos de Krist iban siguiendo los suyos. Abrió la puerta de su dormitorio de un empujón y se pasó ambas manos por la cabeza, tirando de su cabello hasta que lanzó la silla de su escritorio de una patada y se giró hacia Krist, que mantenía la cabeza encogida, los labios apretados y una señal de vapor alrededor de los ojos.

— Día de mierda... Debí haberle partido toda la cara.

Se quedó en silencio y solo escuchó el sonido de su propia respiración tosca y acelerada durante el resto de los cinco minutos. Krist suspiró y se pasó el dorso de sus manos por sus ojos, escuchando el sonido de la puerta al cerrarse detrás de sí.

— No me pareció bien lo que hiciste, Sing... — susurró al fin con un hilo de voz, inhalando profundamente y dejando escapar el aire con lentitud.

— ¿Qué? ¿No escuchaste todo lo que él me dijo?

— Lo que él dijo no estuvo bien tampoco, pero...

— Estaba viéndolo todo desde esta ventana — Singto exhaló y apuntó una de las ventanas con el dedo índice — Te estaba mirando todo el tiempo y esperaba que todos estén cayéndose de borrachos para irte a traer y dar una vuelta allá afuera. Todo estaba bien hasta que ese idiota se te acercó y te jalo como si nada. Eso me reventó.

— Solo quería conversar y me llevó con sus amigos para presentarlos.

— Ajá, claro — respondió con sarcasmo, sin dejar de mirarlo.

Observó cómo el menor estornudaba y luego se cruzaba de brazos. Le había hervido la sangre cuando lo había visto entre los brazos de Kimmon; le había hervido la sangre a tal punto que le era imposible controlarse y ahora él estaba ahí, evitándole la mirada, como si no quisiera hablarle.

— ¿Te has enojado? — Dijo, soltando el aire con rapidez — Krist, tampoco es para tanto.

— No, no estoy molesto, solo es que me asusté muchísimo cuando sentí que tu hermana y tu madre iban a venir....

Se pasó la mano por la cabeza repetidas veces y exhaló, rascándose la nuca, al tiempo que colocaba la silla de vuelta a su lugar y se sentaba de un golpazo sobre ella. Toda la rabia que sentía parecía haberse congelado, pero cada vez que recordaba lo sucedido hace más de veinte minutos, el hielo se volvía a quebrar. Lo miró y algo volvió a agitarse en la parte superior izquierda de su pecho.

— Ya, está bien, lo siento, pero él me colmó la paciencia.

Lo siento.

Tragó en seco; esas palabras en su boca sonaban tan extrañas en él.

— Pero no es a mí a quién tienes que decírselo, sino a tu hermana.

— ¿Y a ella por qué? ¿No viste cómo se puso? — Krist se pasó los brazos alrededor de su propio cuerpo y elevó sus ojos, enfocándose en él y suspirando después de eso.

— Estaba muy ilusionada con su fiesta y había invitado a todos sus amigos.

Singto elevó ambas cejas y frunció los labios en señal de molestia, al tiempo que lo veía estornudar de nuevo y cubrirse su nariz enrojecida y sus ojos algo llorosos.

Inocencia Pasional [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora