— Singto, despierta.
Krist Perawat se detuvo frente a la cama, observando detenidamente la imagen que tenía frente a su vista. Singto continuaba enredado entre las sábanas, inerte sobre el colchón, con la cabeza echada y los ojos plenamente cerrados. Los rasgos de su rostro se marcaban con exactitud, presentando un aspecto serio y adormecido. Sonrío y se acercó unos pasos más y arregló los extremos de la sábana, deslizando su mano hasta su brazo izquierdo.
— Sing, ya es temprano, despierta — le dio una ligera sacudida, pero él continuó tieso ante su contacto, sin mover el más mínimo músculo.
La sonrisa de sus labios incrementó y se dejó caer sobre el borde del colchón, sentándose a su lado para luego inclinarse sobre él, descansar ambas palmas sobre su pecho desnudo y empezar a repartir pequeños besos en sus labios, su barbilla y el contorno de sus mejillas.
— Son más de las once — volvió a mirarlo y lo encontró de la misma manera que antes, profundamente dormido. Y no pudo evitar seguir sonriendo. — Tienes que despertar ahora, cariño.
Regresó sus labios a su mandíbula inferior, proporcionando besos en toda la línea de su cuello y él solo frunció el ceño en respuesta, continuando tan inmóvil como hace cinco minutos.
— Tu hermana y tu madre están acá — susurró, arrinconándose sobre su boca e intentándolo nuevamente — Despierta de una vez.
Singto removió sus hombros un poco, pero siguió con los párpados cerrados.
— Singto...
— ¿Hmm? — la voz entumecida abandonó sus labios semi-abiertos.
— Despierta, es algo tarde y ya has dormido mucho.
— ¿Hmm?
— Tu desayuno está servido desde temprano, pero lo pondré al microondas para que esté caliente.
Él parpadeó un par de veces, se agitó entre las sábanas y continuó con los ojos cerrados.
— Yo estoy caliente — masculló entre dientes, sin moverse.
— Eso es porque todavía no te levantas. Iré ahora a alistar tu desayuno, por favor, no demores en levantarte.
Krist se propuso levantarse enseguida, pero los brazos de Singto lo sostuvieron de los costados de repente y lo hicieron girar con rapidez, atrapándolo entre el colchón y su cuerpo. Sus párpados se abrieron para revelar esos orbes oscuros, que se enfocaron prontamente en sus labios.
— Quédate conmigo y bésame hasta que se me quite el sueño.
— Quisiera, pero no puedo — rió, sintiendo la calidez del colchón bajo su cuerpo y la presión de sus brazos a sus costados — Tengo que hacer muchas cosas.
Él dejó caer la cabeza sobre su cuello e hizo presión en su cuerpo contra el suyo.
— ¿Qué tienes que hacer? — su aliento cálido y adormilado acarició la zona baja de su cuello, avanzando por su vértebra dorsal como un suave cosquilleo — Estoy tan caliente.
— Tengo que atender a mi madre y hablar con tu hermana, ella está demasiado entusiasmada con todo esto y me está ayudando a...
Singto se reincorporó de un brinco sobre la cama, con los ojos a punto de abandonar sus órbitas.
Mierda.
— ¡¿Tu madre?! — dijo con tono sobresaltado, sin esconder su agitación y nerviosismo — ¿Ya está aquí? ¡Quedamos en que iríamos a recogerla...! ¡¿Qué hora se supone que es?!
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Inocencia Pasional [SingtoxKrist]
Roman pour AdolescentsHay cinco cosas que vuelven loco a Singto. 1.- La forma en la que el rostro del inocente de Krist se torna carmesí cuando él le susurra cosas indebidas al oído. 2.- Como Krist desciende la mirada cada vez que lo siente cerca. 3.- Cómo Krist se resi...