Prólogo

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—Señor Yasikow. El último muchacho para la entrevista. —Comentó la joven recepcionista, adentrándose a la oficina de su jefe.

Era normal verle exhausto, e incluso irritado luego de un día tan molesto como había sido ese día. Con siete jóvenes distintos, cada uno fracasando duramente en su intento de captar la atención del señor Christian Yasikow. El abogado más prestigioso de Rusia.

—Hazlo pasar. —Demandó el hombre, sin alejar su expresión dura e intachable.

La chica de piel pálida no hizo más que dar un pequeño asentime, antes de alejarse, privando al hombre de su angelical presencia.

Uno...
Dos...
Tres....

Tres minutos pasaron, antes de que aquel joven diera a conocer su identidad.

—Buenas tardes, señor Yasikow... Mi nombre es Park Chanye....

—Ahorrese los datos personales. —Advirtió el hombre, posando aquella mirada fría en el joven asiático.

Yasikow nunca se consideró una persona racista, al contrario. Para un hombre que tenía una hija de nacionalidad extranjera, le resultaba imposible actuar de forma racista. Él no desearía que su hija fuese tratada de esa manera.

—Disculpe. —El alto de cabello castaño, alargó su pronunciación a espera de una respuesta—. ¿Como puedo conseguir el trabajo, si usted no quiere saber mis datos? —Indagó

—Porque desde el momento en que pisaste mi oficina eres Jeremy Lendcovba. —Expresó el hombre, con una seguridad que paralizó a Park Chanyeol al instante.

—¿Jeremy Lendcovba? —Vociferó anonadado.

—¿Quieres el trabajo, o no?

—¡Sí! —Exclamó Park, al instante.

—Pues ese apellido, y ese nombre... Evitarán la confianza entré tú y mi hija. Quien desde ahora deberás vigilar las 24 horas del día, sin descuidarla ni un instante. —Demandó Yasikow, alzando la barbilla. Orgulloso.

Chanyeol no respondió, era demasiada información para poderla procesar. Y es que él había visto la fila de hombres, con mejor porte que él. Algo que le hizo dudar al instante.

Pero ahora estaba ahí, había obtenido el trabajo, el trabajo de guardaespaldas... El trabajo que necesitaba.

—¿Quiere decir que... Estoy contratado? —Titubeó.

El mayor asintió con mínima duda, volviendo a enterrar sus ojos oscuros en el chico, escrutandolo... Había una razón, siempre hay una razón para sus decisiones... Y esta fue tomada sin pensamiento alguno... ¿Razón? El chico lucía joven, limpio. Cualquiera podría compararlo con un simple chofer... Y a decir verdad, había revisado el jugoso currículum del mismo, el cual le impactó por sus logros académicos, y en lo que conllevaba el manejo de armas, y defensa personal. Era la protección perfecta para su hija menor.

Era exactamente lo que él esperaba.

—Estás dentro... Estás contratado. Desde ahora eres Jeremy Lendcovba... Tu deber, tu única razón de ser será protegerla. Proteger a Medusa.

Estúpido Guardaespaldas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora