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Capítulo 4

Medusa respiraba agitadamente, aún con sus grandes ojos tratando de acostumbrarse a la imagen frente a ella

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Medusa respiraba agitadamente, aún con sus grandes ojos tratando de acostumbrarse a la imagen frente a ella.

A la imagen de su guardaespaldas, semi desnudo, apegado a su cuerpo mientras cubría con una de sus manos masculinas y fornidas gran parte de la parte inferior de su boca, como si quisiera callarla. Porque ella lo sabía; si los descubrían en esa situación tan incómoda tendrían serios problemas.

Pero eso era lo que menos le importaba, pues no supo en que momento sus ojos estaban viajando desde las miles y miles de hebras de cabellos castaños, que caían humedecidos frente al rostro del chico, hasta su cuello, hasta su pecho y su abdomen grueso, y bien marcado. Sus brazos fornidos, los cuales casi acorralaban su pequeño cuerpo contra el frío muro de concreto a sus espaldas.

Ella no se habría imaginado tal escena ni en sus mejores sueños.

Un gimoteo abandonó los labios de la chica, cuando el mayor dió un suave movimiento, terminando de acorralarla contra el muro. Por supuesto ella no dudó en aprovechar la situación, y darse el gusto de recorrer con sus inquietas manos curiosas el abdomen desnudo del mayor... Disfrutando de su piel masculina, pero suave. De cada curvatura en aquel cuerpo tan trabajado. ¡Joder! ¿Se podía pedir más

Los pasos dentro de aquel lugar dejaron de escucharse, y no fue hasta casi el minuto y medio que Chanyeol reaccionó. Pero no como Medusa hubiese querido, sino apartándose con un pudor inútil que la hizo sentir rechazada.

—¡¿Qué diablos hacías aquí, Medusa?! —Espetó en un grito ahogado, mientras enrollaba torpemente la toalla de baño en su cintura.

Medusa soltó una risa burlona.

—Te extrañaba. —Respondió paseando su mirada inocente sobre el cuerpo del chico una vez más.

—Eres una loca. Si tu padre hubiera entrado me mata y te mata...

—Moriría feliz entonces... —Admitió la contraria—. Eso que ví adentro.... Me encanta.

—¡Eres una acosadora, Medusa! Estás loca.

—¿Solo por meterme al baño cuando te duchabas? Tienes el abdomen duro.

—Eres increíble, Medusa. Soy tu guardaespaldas.

—Eres mio. —Defendió la menor.

Chanyeol soltó un grito de frustración, saliendo de aquel baño. Si algo odiaba eran las personas que actuaran sin medir las consecuencias. Justo como esa niña, que actuaba como una jodida lunática.

¿En qué momento había sacado las garras? Había estado subestimandola tanto, que definitivamente ahora sabía porqué la llamaban Medusa.

Medusa dejó caer su cuerpo contra uno de los sofás de aquella enorme sala, disfrutando de un nuevo libro que había escogido por mero capricho

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Medusa dejó caer su cuerpo contra uno de los sofás de aquella enorme sala, disfrutando de un nuevo libro que había escogido por mero capricho. Aún cuando en su habitación tenía un estante repleto de libros siempre disfrutaba robar uno distinto de la habitación de Artemisa o Gea, aún cuando podía ganarse más de un grito.

—Estúpida Patricia. —Refutó rodeando los ojos, dejando la resma de hojas sobre el sofá, acomodándose nuevamente en el mismo.

No había visto a Yeol desde su encuentro, que había sido hace casi tres horas. Sabía que estaba en la mansión por afirmación de Artemisa, que fue el blanco perfecto para curiosear sin levantar sospechas. Después de todo Elizabeth, o mejor conocida como Artemisa Yasikow no tenía tiempo para indagar cada estupidez que a Medusa se le ocurriera. Prefería sumirse en su mundo de libros y estudio a meterse en la vida de los demás.

—Estúpido guardaespaldas. —Canturreó Medusa, estirándose en el sofá.

Una mentira lleva a otra, otra y otra hasta que llegaba a la verdad. Yeol había mentido sobre su experiencia como guardaespaldas, y a la única verdad que habían llegado era que le encantaba. Que deseaba que fuera suyo, y no descansaría hasta conseguir su objetivo.

—Eres tan tierno, bebé... Pero tan fogoso al mismo tiempo. —Medusa tomó el libro nuevamente, observando el titulo. Y al hacerlo no pudo evitar comparar inconscientemente a su guardaespaldas con el protagonista —. Fuerte, alto, guapo, caballero y huele rico... ¿Es entonces mi caballero de Armadura oxidada?

Medusa chasqueó la lengua, sonriendo divertida. Se habría respondido a sí misma, pero no quería sacar más conclusiones estúpidas. Estaba cansada, y todo prometía que el día siguiente sería un verdadero desastre.

Así que dejó todo atrás; la sala, el libro, el cansancio y las conclusiones que hacían convulsionar su cerebro de formas traumantes. Ahora solo debía descansar, y esperar el día siguiente el cual se encargaría de disfrutar y si era posible llegar a lo que se había propuesto. Obtener a su bonito guardaespaldas. Su nuevo capricho.

Agradecía que él hubiera llegado a ella, a la mansión. Para ser honestos Medusa agradecía al cielo que Yeol hubiese mentido en su currículum para llegar hasta ahí.

Empezaba a agradarle esa mentira.

Estúpido Guardaespaldas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora