Capítulo 4: En busca de una razón

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Mientras se encaminaba hacia el bosque, sentía que aquella situación la sobrepasa y no podía controlarlo. No podía soportarlo. Intentaba recordar todos sus entrenamientos Shinobis para medir y controlar su  impulso y fuerte temperamento a lanzarse sobre las cosas sin medir las consecuecias del aquello; pero eso era lo que le molestaba de aquel momento, no lo había lastimado siquiera, y lo peor de todo es que había llorado. Y ahora no había manera de volver el tiempo atrás:  se había quedado como una pequeña niña debil y tonta frente Itachi, frente a la persona que se suponía que tenía que capturar herido y llevarlo a la aldea. El orgullo se encontraba herido de sobremanera. 

Sayumi iba saltando de árbol en árbol, mientras intentaba hacer la distancia entre ambos más grande para así poder lograr que todos su mundo y sus sentimientos volvieran a su lugar original, a su cause; pero aunque lo interará, una parte de sí le decía que eso iba a ser prácticamente imposible... Y por eso se odiaba, se odiaba tanto a si misma que le dolía muchísimo. Ella sola se había metido en ese enorme problema, ya que salió de si llevar a cabo la misión por que sabía que había sido muy importante en la vida de aquel ninja renegado y se jactaba con eso. Sayumi era una poderosa arma que Konoha podía usar a su favor. Y ella, ¿tendría el valor que se necesita para entregar a Itachi a la aldea, aunque eso signifique terminar de romper su corazón?. Realmente era una pregunta que aún no sabía como contestar y por eso no merecía ser llamada con orgullo, ninja.

Mientras la joven shinobi se dirigía hacia el bosque, Itachi se encontraba en el mismo lugar en donde estaba al momento de su partida, y en lo único que podía pensar era en que lo arruinó otra vez.  Pero mientras se encontraba inmerso en sus pensamientos, su mano tocó algo que guardaba en su bolsillo, una de las pocas cosas que aún conserbava desde antes de unirse a Akatsuki: el medallón con el símbolo del clan Uchiha que le dió a Sayumi cuando niños, cuando se hicieron amigos al tiempo de conocerse y que después de eso ambos empezaron a relacionarse  de manera distina, intentando ocular algo que sus miradas hacian imposible de disimular: el creciente amor entre ellos.

 Él le entregó ese regalo como muestra de que ella era un miembro más del clan y que se la debía de tratar con el mismo respeto que otra persona con el apellido Uchiha; lo que a muchos no les gustó y generó grandes controversias y por eso, prefirió apartar a Sayumi y mantenerla al margen de todo.

Se decidió a dejar el pasado atrás, a esconderlo en un oscuro rincón de su mente para no volver a tocarlo y así poder avanzar hacia lo que tenía en frente, algo de su antigua vida que no se merecía: la presencia de Sayumi.

Ella avanzaba velózmente entre los árboles, a una velocidad que pocos ninjas alcanzaban y era dichosa por poseerla, pero el modo en que la utilizaba estaba totalmente errado. No podía huir de esa manera y sentía que a cada paso, su mente le traía a la memoría dolorosos recuerdos de su niñez con Itachi: la risa de ambos cuando competían para ver quien tenía la mejor puntería (por supuesto, Itachi siempre ganaba), el sonido de los golpes de los kunais o de sus puños mientras entrenaban y después de eso, ambos se acostaban en el suave pasto, a respirar un poco de paz mientrás estaban hombro con hombro y, apenas sus dedos rozando los del otro; además, le producía una extraña sensación que él dijera su nombre, haciéndola  sentir especial y no podía evitar girarse y regalarle una hermosa sonrisa sincera, llena de curiosidad y amor creciente.  

Y en ese momento, pensó oírlo. Creyó que su mente le estaba jugando una mala pasada, que era producto del estrés y del largo viaje que estaba teniendo, pero fue entonces que lo volvió a oír y a una distancia no muy lejana: ¡Sayumi!. 

Se estremeció y avanzó aún más rápido si eso era posible, lastimandose la cara o las piernas de vez en cuando, si había alguna rama en su camino. Luego de un rato, había logrado sacar una gran distancia desde la primera y única vez que oyó su voz y por un momento se tranquilizó, pensando que todo volvería a la normalidad de una u otra manera, pero, una vez más, estaba equivocada.

Nuestros secretos ( Fanfic Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora