Nuestros secretos ( Fanfic Naruto)

Capítulo 7: Deseos del corazón

Sayumi lo miraba embelezada, mientras recordaba completamente a este Itachi: dulce, misterioso y comprensivo. Pero las palabras que pronunció, le dolieron mucho más de lo que pensaba:

-Conoces mis sentimientos, pero sabes muy bien que no puedo volver a la aldea contigo. Ya sea para que puedas completar tu misión o para que podamos estar juntos.- Dijo él mientras la estrechaba entre sus brazos para evitar mirar su angustiado rostro.

-Lo sé, Itachi. Sabía tu respuesta incluso antes de que todo esto sucediera. Pero el mero hecho de escucharlo, me duele.- Acercandose aún más a él, de ser eso posible.

Él lo sabía mejor que nadie, después de todo los sentimientos que revivieron en su interior, no podía volver a desaparecer de su vida en un abrir y cerrar de ojos. Algo tenía que hacer...

Fué entonces que tocó algo oculto en su bolsillo: el medallón del Clan Uchiha de Sayumi, que ella tiró cuando se enteró lo que había sucedido. 

 -Oyé, princesita, mírame.- Dijo él, mientras la chica levantaba el rostro surcado en lágrimas.- Lo recuerdas, ¿no es así?.

Ella miró el objeto sorprendida, no creía que volvería a verlo después de haberlo tirado en las afueras de la aldea. Sin embargo, Itachi lo había recogido y cuidado hasta ese entonces, pues estaba en perfectas condiciones. El colgante estaba intanco: el símbolo del clan y detrás grabado, el emblema de la Voluntad del Fuego.

-Itachi, ¿cómo es que...? Pensé que nunca volvería a verlo.- Dijo Sayumi mientras sostenía el objeto entre sus manos y lo miraba con nostalgia.

-Lo encontré un día mientrás estaba en las afueras de la aldea para observar lo que tú y mi hermano menor Sasuke hacían y cuando lo hallé tirado, simplemente no podía dejarlo ahí. Me recordaba mucho a tí. Esto es lo que quiero volver a entregarte y espero que estaba vez sea tuyo para siempre, porque mi amor y mi corazón lo es aún más. - Mientrás Sayumi oía las declaraciones de Itachi, no hacia más que asentir a todo lo que decía él, eran demasiadas sensaciones y sentimientos por un día.

-Por supuesto, lo cuidaré y lo mostraré con orgullo frente a todos.- Pronunció la chica mientras le sostenía la cara y apoyaba la frente contra la de él. 

-Espera, tengo algo más. Llévate este anillo contigo para presentarlo ante la Hokage como muestra de que estoy muerto-  Al decir eso, ella levantó la vista sorprendida y sostuvo lo que le tendía Itachi: era un anillo color rojo que llevaba en su anular derecho,con la inscripción : 朱雀  (Suzaku, " Fenix Carmesí"). Era el anillo que todos los miembros de Akatsuki debían tener.

-¡Pero que estás diciendo! Tú aún no mueres y te queda mucho por vivir y destruir. Sabés que por mucho que te quiera, no puedo ir a Konoha y decir que tú estás muerto cuando claramente no lo estás.

Por primera vez desde que lo conocía, Itachi perdió la paciencia que tanto lo caracterizaba.

-¿¡Es que no te das cuenta!? Las cinco grandes naciones Shinobis están trás de Akatsuki, trás de mí, en especial Konoha. No podré vivir por mucho tiempo más así. Lo entiendes, ¿no es así, Sayumi?-  Le dijo a la shinobi, y ella solo pudo pronunciar "sí"con un susurro por el repentino cambió en su tono de voz, pero nuevamente recuperó su normal tranquilidad.- L-lo siento, pero es la verdad. Antes de que te vayas, necesito que me hagas un favor: por lo que más quieras, no vuelvas a Konoha hasta que veas la "señal". Levantarías sospechas en la aldea, si vuelves con un anillo y diciendo que no me has visto, o de haberlo hecho, saliste con vida de un enfrentamiento entre dos miembros de Akatsuki. Y la confianza que te tienen se podría poner en duda y no quiero eso para tí. 

-Pero, ¿como se supone que sabré cuando volver?- Le preguntó mirándole a los ojos- ¿Y si no reconozco la "señal"?.

Él la miró con un aire de ternura en sus ojos, mientrás acariciaba su mejilla con el dorso del dedo- Sé que lo harás, Sayumi, eres muy inteligente.

Al terminar de pronunciarlo, Itachi depositó un fuerte beso en las labios de Sayumi, y mientrás ella le correspondía, su rostro se enmarcaba por las lágrimas acosionadas de aquella despedida. El beso terminó, pero no la sensación que le ocacionaba éste a sus cuerpos, aún permanecía latente y aún más en su corazón cuando lo vió despedirse con una sonrisa en sus labios, pero también sus ojos oscuros, sonreían.