Capítulo 10.

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Delila.

Mis manos sudan, lo cual es desagradable.

Mi madre me mira feliz, es como si en su cara me dijera "tú también deberías estar feliz"

Claro que debería estar feliz. Estaría feliz si no fuera yo, si no tuviera mis gustos.

Mi padre me agarra del brazo, entraremos a la iglesia.

Caminamos lentamente, debería estar mirándolo a él, pero no es así.

La veo a ella, con su rostro perfectamente perfilado, sus labios gruesos y su vestido azul.
Su cara es como la de un perro abandonado.

Junto a ella hay un chico bastante guapo, pero nadie es como ella.
El brillo de sus ojos azules es lo más hermoso que vi, son como dos diamantes.

—Sí, acepto —digo, sin haber escuchado el discurso que dio el cura. 

Aplausos, fuertes aplausos suenan al rededor.

Camino a la salida con mi esposo, es raro decirle así a alguien que no amo.

Intenté decirle con la mirada que la amaba, pero en su rostro solo había tristeza.

Te volveré a ver, lo prometo.

"Mi nombre es Katherine, y soy albina."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora