Una vez en el jardín, comenzamos a caminar.
—¿Por qué tu padre es así? —me pregunta.
—¿Así como?
—Como si quisiera deshacerse de ti.
—Porque es así... —susurro.
Él se detiene, yo hago lo mismo y me mira.
—¿Realmente te casarías conmigo?
—Te acabo de conocer —trato de no mirarle—, pero creo que es lo que debo hacer. ¿Por qué quieres casarte conmigo?
—Es por mi abuela... —miro sus manos, su cabello es negro igual que sus ojos, tiene la piel trigueña—, ella es negra, siempre me repitió que me buscara a alguien de la raza más blanca posible, sino arruinaría todo.
—Y tú lo harás, ¿por qué? —pregunto—, eres hombre, puedes hacer lo que quieras —cubro mi boca al terminar la frase.
Le miro a los ojos y me sonríe.
—Tienes razón, puedo hacer lo quiera —arruga su nariz—. Amo a mi abuela Katherine, quiero hacerla feliz.
Agacho la cabeza.
—Quieres casarte conmigo, y ni siquiera sé tu nombre, ¿cuál es?
—Leonardo —acerca un poco a mi—. Por favor Katherine, cásate conmigo, te juro que podemos tener un bebé y yo me lo quedo, puedes irte tan lejos como quieras y yo te mantendré. Por favor...
Voto aire lentamente y digo:
—Necesito conocerte más.
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"Mi nombre es Katherine, y soy albina."
Misterio / SuspensoDeberías comprender que no todas las heridas dejan cicatrices, algunas matan.