Mundo sin sol

La otra cara de la moneda bondadosa (parte 2)

—Ahora caballeros, denle la atención especial para nuestro invitado.

Acto seguido sacan de un baúl instrumentos como ganchos de operaciones, palos grandes con picos pequeños incrustados, fuetes, un abrebocas y un martillo.

—Sabes Óscar, este cuarto y estos mismos instrumentos tienen un pasado, como nosotros han visto muchas sangre y mucho sufrimiento, cuando enemigos, jefes de bandos enemigos, traidores y matones idiotas como tú eran traídos aquí y tenían información importante eran torturados de muchas formas distintas cada uno, desde cortes con cuchillos o espadas al rojo vivo hasta desollaciones con la víctima viva y teníamos mucho cuidado para no afectar órganos o venas importantes para que se mantuvieran vivas el mayor tiempo posible, y ahora serás uno de cientos en participar en esta historia. Caballeros..... fuetes —ordenó don Mario.

Acto seguido todos sacan un fuete y lo azotan fuertemente por 10 minutos.

—¡Alto! —ordenó don Mario— ahora picos de pájaros.

Todos guardan los fuetes y ahora sacan los palos con pequeños picos incrustados y lo azotan con ellos ahora por 4 minutos, dejándolo gravemente herido en los brazos, piernas, parte del abdomen y la frente.

—Ahora que probaste un poco de nuestros servicios para gentuza como tú, tienes la opción de parar y hablar o seguir, ¿hablarás? —preguntó don Mario.

Óscar mueve la cabeza de un lado a otro en señal negativa.

—¡Perfecto! Creo que te gustará nuestro juego de "el dentista".

Ahora el mismo Mario saca un abrebocas, le quita la mordaza a Óscar y le introduce el abrebocas de forma brusca y forzada y lo abre hasta dejar sus dientes al descubierto, toma el martillo y con una mirada psicópata le dice:

—Este será el principio de lo que te espera, pero puedes evitar eso, dando un discurso que te pedimos, o si no sufrirás hasta peor que Cristo, además de que tus 28 dientes desaparecerán de tu boca sin anestesia, por última vez....¿Hablarás?.

Este desesperado mueve la cabeza de arriba a abajo en señal afirmativa. Ahora Mario le quita la mordaza y comienza a preguntar:

—¿A qué bando perteneces?

—Al bando de los "Pelisica".

—¡Aahh! los Pelisicas mis enemigos favoritos, ¿Quién es el jefe de ustedes?

—Yo no conozco al jefe superior, los integrantes de categoría baja solo conocemos a nuestros jefes que trabajan para el superior.

—¿Creés que soy un idiota? ¿Quieres que crea que no conoces a tu jefe? Todos conocen siempre para quién trabaja, no te quieras pasar de listo o tus dientes desaparecerán.

—¡Es la verdad! El jefe superior mantiene su imagen anónima para la mayoría, solo los que son los más apegados a él conocen su verdadera identidad, y como yo soy un pobre gato no sé quien es, lo único que sé de él es que también es un empresario, pero no sé de que, y ante nosotros tiene un apodo "La horca".

—La horca.....muy bien, ya averiguaré quien es, por lo pronto dime quién es tu jefe.

—Douglas Santana.

—¿Qué dijiste?......¿Douglas Santana?....¿Estás mintiendo verdad?

—¡No! Él era mi jefe, y trabajaba para la horca, eran casi socios, hasta que usted lo mató.

—¿Ya te enteraste? Que chismoso eres —dice en un tono burlón.

—¿Cómo no me iba a enterar? Si estos animales que usted tiene como lame-patas solo estuvieron burlándose de mí y me pusieron las noticias a fuerza.