Una de las noches más esperadas de nuestras vidas, la noche del Prom. La celebración de nuestra graduación de escuela superior, la celebración de ese paso tan grande de estudiar en la universidad. La noche que muchos esperan para ir con sus parejas o la persona que le gusta.
Dentro de mi grupo de amistades está el chico que me gusta. Ya sus amigos más cercanos me aseguraron a un cien por ciento que él siente lo mismo. No tengo acompañante porque nadie me pregunto, pensé que él lo haría, pero me quedé esperando. Para nosotras no es necesario ir acompañadas, nos divertimos bailando en grupo, pero sí, quería que él me hiciera la pregunta.
Ya mis amigas y yo nos habíamos registrado en la entrada, si salíamos, para entrar solo debíamos mostrar la pulsera que nos colocaron en la muñeca derecha y entrabamos sin tener que hacer todo el proceso. Subí con mi mejor amiga al cuarto a buscar algo, porque la actividad aún no iba a empezar. Estaba de muy buen humor, al bajar, el ascensor hizo su usual sonido para dejarnos saber que había llegado a nuestro destino. A las puertas abrirse había una fila inmensa y la persona que estaba frente a mí era él, vestido muy elegante, pero llevaba del brazo a otra chica. Mi sonrisa se borró en ese momento. No podía creer lo que estaba viendo. Se suponía que fuera yo aguantando su brazo, no esa chica. En ese momento él volteo a verme y quedó paralizado, sonreí como si nada pasara, lo salude con la mano, no de la manera que usualmente lo hacía, con un beso en la mejilla y un abrazo, ya que éramos sumamente cercanos.
Continué mi camino para entrar y unirme a mi grupo de amistades que ya estaban adentro. Me dije a mi que aquello no arruinaría mi noche, la disfrutaría sin importar que. Muchos de mis compañeros estaban estupefactos por cómo me veía. Solía utilizar ropa un tanto ancha en la escuela, no me maquillaba mucho y siempre estaba con el cabello suelto sin hacerle nada.
Esta noche me había puesto un vestido amarillo, ajustado arriba, con una apertura en la pierna derecha que llega hasta el muslo, con mi color de piel quedaba perfecto. Tenía el cabello sumamente largo, así que decidí por atarlo para que no me molestara a la hora de bailar en la pista con todas mis amigas. Me hice un trenzado en el centro del cabello con flequillos sueltos por los lados y amarrado a la parte de atrás en forma de dona trenzada.
Digamos que realmente estaba llamando mucho la atención de aquellos que nunca antes se habían dado cuenta de mi presencia. Yo no les preste importancia, solo quería divertirme. Minutos antes de entrar nos dijeron que desfilaríamos en parejas, uno de mis compañeros de clase estaba solo, así que desfile con él sin ningún problema. Luego de eso, baile toda la noche con mis amistades, me divertí como nunca antes. En un momento salí para ir al baño y él estaba afuera hablando con sus amigos, al verme se le iluminaron los ojos, pero yo solo podía sentir decepción y dolor al verlo, me sentía engañada.
Iba a pasar de largo a su lado, pero tomo mi brazo y me jaló hacia él. Me dijo lo bella que me veía, que me había extrañado toda la noche. Me dio un fuerte abrazo, él estaba completamente arrepentido de su decisión. Continué mi camino al baño y allá me encontré con la chica que él había ido, ahí me enteré que ellos se habían hecho novios. Sentí una fuerte punzada en el área del pecho, pero la ignoré. Salí de aquel baño, entre a la pista de baile y dejé todo mi dolor, frustración, decepción e ira en ella.
A la hora de irnos teníamos dos opciones para llegar a los ascensores que daban a los cuartos del hotel. El salón de actividades estaba abajo, así que subíamos las escaleras o tomábamos un ascensor. Todas íbamos con los tacones en manos, ninguna estaba dispuesta a subir las escaleras, así que esperamos a que el ascensor llegara a nuestro llamado luego de presionar el botón. Me pegue a la pared viendo hacía el frente, bajo las escaleras había un piano blanco, la chica estaba sentada en el banquillo con una cara de molestia y él estaba parada a su lado observándome.
Parecía que quería decirme algo, pero no podía. Él no cambiaba la vista y yo tampoco. El ascensor llegó, fui la última en entrar, quedé parada en el centro, todas hablaban animadamente, yo no dejaba de verlo, sentía que debía decir algo, pero no sé qué cosa. El ascensor fue cerrando sus puertas poco a poco, vi un destello de agonía en sus ojos, pero ya era tarde.
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Cuentos Cortos
Historia CortaEspacio donde estaré publicando cuentos cortos de apenas dos o tres páginas. Van a ser de diversos géneros, ninguno en concreto. Espero que los disfruten. © Todos los derechos reservados. Obra protegida por derecho de autor. Se prohíbe el uso, ad...