Estaba loco porque mamá llegue a casa. Ya se ha hecho de noche y ella va a traer la pizza con tocineta que tanto me gusta. Papá está esperando por ella mientras ve la tele, un programa de esos que hablan de política y otras cosas que no me interesan. Estoy viendo por la venta, esperando a que se vean las luces de su guagua. Ha estado lloviendo demasiado el día de hoy no se ha detenido para nada. Escuche a papá decir que habían muchas inundaciones, por eso llamo a mamá hace unos minutos y ella le contestó que llegaba como en diez minutos.
Amo estos días lluviosos porque definitivamente se duerme mucho mejor. Estoy recostado al espaldar del sofá viendo por la ventana la lluvia caer en la noche. Tremendos rayos iluminan todo cada varios minutos y los truenos son tan fuertes que la casa retumba completa. La lluvia ha sido tan fuerte que se ha hecho un pequeño río en la carretera. A el agua bajar por la cuesta trae consigo algunas veces muchas hojas y piedras pequeñas de las casa de arriba. Menos mal que la casa queda lejos del río que hay en el monte, por eso este lugar nunca se ha inundado.
Tenemos las luces de la parte de afuera de la casa encendidas para que este más claro. Aunque hay un foco en la carretera, pero la intensidad con la que alumbra no es mucha. Sigo absorto cuando unas luces alumbran el camino y sé que es mamá.
- ¡Pizza! – grito y salto en el sofá de alegría.
- William en vez de gritar pizza, deberías gritar mamá. – mi padre me miraba de manera divertida.
- ¡Mamá y pizza! - grito con la misma emoción haciendo reír a papá.
Se levantó del sofá de camino a salir por la puerta para abrir el portón para mamá. Desde el sofá observo como papá sale por la puerta y vuelve y entra viéndose pálido y tirando un grito ahogado. Estoy un tanto confundido porque no sé qué ha pasado.
- ¿Papá? – se volteo a verme con una sonrisa de medio lado.
- Creo que tu mamá va a tener que abrir ella misma el portón. – papá tomó su celular y le marca a mamá. – Querida, mi vida, mi amor, vas a tener que abrir tú, ya sabes, hay una cucaracha en la pared pegada y pues que te puedo decir.
Comencé a reírme sin parar. Papá le tiene mucho miedo a las cucarachas. Siempre que ve una corre o grita y si vuelan es todo un espectáculo de comedia. Me quedo mirando por la ventana para ver a mamá bajarse de su auto con una sombrilla blanca para abrir el portón. De momento la veo brincar de una manera muy graciosa, la sombrilla quedo tirada en el suelo y ella se montó en su auto mientras gritaba con fuerza. Papá volvió a tomar su celular y llamó a mamá.
- ¿Querida que sucede?...¿Como que un sapo?...¿En el portón?...No puedo hacer nada...Amor hay una mega cucaracha del tamaño de una rata pegada en la pared...no pienso salir...¿es enserio?...pues tú le tienes miedo a un sapo...pero que dices...el sapo sí que no hace nada...muévelo con la sombrilla y ya...no voy a salir con esa cucaracha ahí...te digo que es gigantesca.
En conclusión estaban discutiendo porque ninguno se atrevía a salir de su lugar seguro a enfrentar a su enemigo animal. Suspiré agotado, tengo mucha hambre y quero mi pizza. Fui hasta mi cuarto me puse la capa para la lluvia y las botas también. Busco en uno de los cajones de la cocina el insecticida para matar cucarachas. Le paso por el lado a papá que sigue enfrascado en una discusión con mamá. Estoy preparado para la batalla con la cucaracha, tengo la escoba, el aerosol, me puse una careta de Darth Vader, la capa y botas rojas para la lluvia.
Me acerco lo más que puedo a mi primera enemiga, no puedo dejar de pensar en que mi pizza con tocineta está a un paso de mí y por culpa de ella no puedo comerla. La roció y ella comienza a corres como loca por toda la pared, no dejo de presionar el gatillo hasta que mi primera enemiga cae al suelo llena de aerosol, le doy varios golpes con la escoba mandándola a un mundo mejor.
Me encamino ahora a enfrentar al señor sapo. Voy solo con la escoba en mano. Me acerco al portón y lo abro lo mas que puedo porque pesa mucho para mi, apenas son un chiquillo de ocho años. Veo a un señor sapo muy grande haciendo lo posible porque no se lo lleve la corriente de agua. Me agacho y lo observo mejor, como llena sus cachetes y hace su divertido sonido de sapo.
- Hola señor sapo, no se preocupe solo lo voy a poner en un lugar seguro. Es que sabe, mi madre le tiene pánico a los sapos, no sé porque, pero así es ella. Así que señor sapo con mucho respeto solo voy a cambiarlo de lugar para poder comer la pizza con tocineta que tanto he estado esperando.
Estoy intentando que el señor sapo se trepe en la escoba, me tardo unos minutos, pero lo logro. Lo cargo hasta ponerlo al otro lado de la carretera, en el pasto, ahí estará bien. Cogí la sombrilla de mamá le digo que ya puede salir y ella así lo hace.
- Mi niño tan valiente. Gracias mi vida. Eres mi héroe.
Mamá estación su auto y bajo la caja de pizza. Entre ella y papá estaban peleándose porque ninguno se salvó al otro. Mamá seguía con la caja de pizza en la mano y mis babas caían con tan solo respirar. No aguanté más y tome la caja de sus manos.
- Es increíble papá y mamá que yo tuviera que salvarlos a los dos. Ahora lo único que quiero es comer mi pizza. – ambos rieron.
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Cuentos Cortos
Storie breviEspacio donde estaré publicando cuentos cortos de apenas dos o tres páginas. Van a ser de diversos géneros, ninguno en concreto. Espero que los disfruten. © Todos los derechos reservados. Obra protegida por derecho de autor. Se prohíbe el uso, ad...