||One More Step||•[FMAB]•||Edward Elric|| *EDITANDO*

°HOLOGRAM° 28

Era una tranquila mañana sobre los lares del pequeño pueblo de Giyoir.

Los pájaros cantaban y comenzaban a florecer varios tipos de árboles frutales.

Por las calles del pueblo se podían escuchar los gritos de alegría de los más pequeños jugando, las enérgicas voces de los comerciantes intentando vender sus productos y los susurros de los más mayores cotilleando las nuevas noticias que rondaban por el lugar.

Un poco más lejos de aquella conmoción se encontraba la zona rural, la cual tenía varias casas dispersas unas de otras.

En estas, vivían las personas que querían una vida más tranquila o los que no podían permitirse un piso en el centro del pueblo.

En una de estas casas se encontraba una niña pequeña de aproximadamente 9 años con unos guantes bastante peculiares que había cogido "prestados" de su querida madre.
La infante se enderezó en su sitio y extendió su brazo dominante al frente mientras juntaba sus dedos pulgar e indice, causando que la tela haga un pequeño roce.

La pequeña respiró hondo y puso una mirada determinada mientras chasqueba los dedos para realizar la reacción alquímica, al hacerlo unos pequeños rayos de luz iluminaron la parte dorsal del guante, donde se encontraba aquel esencial y curioso círculo de transmutación.

Su mano empezó a resplandecer del mismo color de la eletricidad, eso hizo que la chica se emocionara y sonriera ampliamente pensando que por fin iba a poder manejar completamente aquella alquímia tan asombrosa que su madre sabía hacer.

Pero para su desilusión, no resultó como ella esperaba.

No tenía mucha práctica, y solo su mamá la había enseñado a transmitir las cargas a otros cuerpos, no ha mantenerlo en su estado puro sobre la palma de una mano, por lo que al segundo de que apareció la carga, se descontroló.

La infante no sabía como controlar completamente el intercambio de electrones con el ambiente por lo que estas no pararon de moverse y provocó una pequeña explosión en el jardín trasero de la casa.

La niña de 9 años, gimió de dolor al sentir como caía de culo contra el suelo y sus ojos de color marrón claros empezaron a mojarse de lágrimas tras tambien sentir leves quemaduras sobre su rostro.

¿Por qué no había funcionado? Lo había visto hacerlo millones de veces a su querida madre y nunca había pasado algo parecido.

¿Que había hecho mal?

Antes de que pudiera seguir lamentandose, unos pasos apresurados y una puerta abriendose de golpe hizo que la pequeña saltara en sus propio sitio por el susto y se aferrara al pasto con todas sus fuerzas por el dolor y el miedo.

Unas tres figuras se apresuraron rápidamente hacia ella mientras hacía un pequeño sonido de sorpresa.

La primera figura que la chica divisó fué nada más ni nada menos que a su propia madre, la cuál hizo una mueca de preocupación y se acercó a socorrer a su pequeña.

Detrás de ella estaban otras dos figuras, una más alta que la de la mujer y otra que era la más pequeña de todos.

El más alto era su padre, este suspiró de alivio tras ver que solo fué un pequeño accidente de por parte de uno de sus hijos y puso una mano sobre su pecho intentando calmarse del susto.

El más pequeño era el hermano menor y era el más pequeñín de la familia, el niño observó preocupado a su hermana mayor con una pequeñas lágrimas en los ojos mientras en una de sus manos se aferraba a un pequeño ukelele que en esos momentos su padre le intentaba enseñar.