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Tu risa desde siempre fue muy agradable.

Era sábado por la media mañana y Minho pensó que por fin tendría un poco de paz.Quizá leer un par de libros, ayudar a su nana con las gallinas y a la tarde pasar a visitar a Seungmin.

Tomó dos mandarinas cuando oyó unos golpes de manos en frente de su casa.

Salió afuera para curiosear de quiene se trataba y sintió la calidez del sol, calentando su cuerpo y funcionando como repelente de la fría brisa del día. Aclarando su vista pudo divisar a su maestra cargando a Hyunjin en sus brazos.

Su abuela apareció detrás de él con una expresión de asombro acompañada de una sonrisa.

Nana avanzó hasta el límite de la casa para recibir a su amiga, Minho en cambio se quedó allí, de pie sin moverse, observando con incredulidad a la mujer que charlaba animadamente con su abuela.

Su nana abrió el portón dejando paso a su maestra quien a la par había dejado a Hyunjin en el piso y lo había tomado de la mano, adentrándose en la propiedad de su abuela.

- Tomé en cuenta lo que me dijiste la otra vez. - le susurro con una pequeña sonrisa cuando hubo estado frente a él.

La mujer lo saludó como siempre lo hacía, agradablemente y con serenidad; respondió a su saludo y los dos adultos se metieron a la casa.

Minho pensó que lo que había dicho había sido en inicios de primavera, ahora estaban en pleno invierno.

Bajó la vista, allí estaba Hyunjin abrigado en demasía, tanto así que lo único que se le podía ver era una parte del rostro, parecía un pequeño y bonito oso.

El bebé lo observaba curioso con la cabeza ladeada y los ojos haciendo zick zack en los suyos. Minho se acuclillo y le sonrió.

- Hola Hyunjin, soy Minho, ¿me recuerdas?.

Los observó un tiempo y luego se río apuntándole y gritándole: - Nena, nena, nena, nena.

Pensó que sería estúpido enojarse porque un bebé lo llamaba nena, ya que los bebés no tenían conciencia de nada, entonces lo dejó pasar.

Guardó las dos mandarinas que aún estaban en sus manos en los bolsillos de la campera que llevaba puesta, una a cada lado.

- Si, me recuerdas.

Sonrió asintiendo lentamente y le tendió la mano para guiarlo hacia el interior de la casa, por el contrario Hyunjin lo ignoró y camino hacia el patio trasero donde estaban los gallineros. Minho lo siguió, cuidando que no se cayera, lastimara o metiera en problemas.

Llevó las manos a la espalda, mientras seguía el paso lento del bebé.

Hyunjin también ignoró a las gallinas que salieron huyendo cuando pasó alado de ellas; siguió su camino hasta llegar a el pequeño invernadero que había construído su abuelo y se quedó parado en la entrada rodeando con la mirada todas las plantas, árboles y flores que contenía el lugar.

Su abuela las cuidaba muy bien para que la helada no las quemara en las noches frías.

Se acercó hasta él y con una sonrisa observó el hermoso lugar para luego concentrar su atención en el niño que miraba con ojitos brillosos cada rincón.

- ¿Quieres entrar? - preguntó, a pesar de que sabía que el bebé no lo entendía; tomó la pequeña manito de Hyunjin y tiró levemente de él.

Minho lo llevó a la sección de las flores porque supuso que eso era lo que más llamaría la atención de un bebé, más Hyunjin lo zarandeo para que lo llevara hasta afuera donde se asentaban los árboles cítricos, que se encontraban en cubiertos de escarcha.

Joke [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora