VII

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Esos momentos contigo me hicieron la persona más feliz del mundo.

Barrió la mirada por el lugar, estaba abarrotado de gente que iba de aquí para allá buscando lo que deseaban comprar mientras otras simplemente charlaban entre si como si el tiempo fuera cosa con la que jugar.

Se volteó y miro a Hyunjin que tenía su mano apretada con fuerza, parecía incluso asustado de tanta gente, entonces Minho subió la vista a su abuela quien lo tenía a él tomado de la mano.

— Nana, ¿podemos mirar algunos juguetes?.

Minho tenía la necesidad de alguna manera de calmar a Hyunjin que no dejaba de temblar y aunque era un temblor ligero a él le preocupaba. Hyunjin nunca se había sentido cómodo con tantas personas, por eso fue que le pareció tan malísima idea traerlo a hacer las compras para el mes.

La mujer sonrió y le besó la cabecita.

— Mira hijo, te encuentro lo suficientemente capaz de cuidate por ti mismo, pero ahora tenemos a Hyunjin, yo no sé... — se calló un momento y observó el congestionado lugar para luego suspirar — ¿que te parece si me esperan en el parque de enfrente?, prometo que no tardo mucho.

Minho asintió, nana los llevó al parque y los dejó allí con una advertencia de cuidarse bastante bien y de cuidar a Hyunjin porque era más pequeño que él además de que era hijo de alguien más. Dió un sí y nana volvió a entrar a la feria.

Minho sustuvo la mano de su amiguito y lo jaló hasta las hamacas pero Hyunjin lo detuvo en medio camino provocando que lo mirara con extrañeza.

— Minho. — murmuro Hyunjin bajito.

— ¿Que pasa campeón?. — preguntó mientras se agachaba y le despeinaba el cabello.

— Eh, si para ti esta bien yo quisiera solo sentarme.

Minho se sorprendió con la propuesta, es decir, Hyunjin era aún un niño pequeño y se supone que jugar tendría que ser una prioridad para él, sin embargo con una sonrisa accedió a su petición y se sentaron en una banca para, al parecer, solo quedarse en silencio.

Observó los alrededores, estaba rodeado de niños corriendo y jugando en la atracciones y de adultos que los controlaban. Posó la vista en su compañerito quien estaba jugando a hincar un hormiguero con un palito.

Juntó sus manos y comenzó a jugar con sus dedos impaciente e inconcientemente. No tenía nada que decirle, con Seungmin funcionaba el silencio porque ambos habían sido callados desde siempre, aunque Seungmin lloraba mucho, pero con Hyunjin la cosa era deferente.

Quizá se llevaba bien con Seungmin porque él sabía guiar una conversación a pesar de ser un chico callado, por el contrario de Minho que era un desastre con las relaciones humanas.

Debería ser momento en el que comenzara a pasar más tiempo con Hyunjin para conocerlo y entablar buenos lazos. Se decidió a hacerlo entonces lo miro, el niño tenía un pequeño puchero en los labios y su postura era encorvada, casi aburrida.

Ojalá Seungmin estubiera aquí. Pensó Minho, ya que Seungmin siempre tenía millones de ideas raras sobre juegos raros que él no tenía la menor idea y solo miraba como los dos jugaban y a veces se les unía.

Minho pensó que era un total antipático; tenía diez años, aún prácticamente un mocoso, y ni siquiera tenía deseos de jugar lo que los niños normalmente jugaban a su edad y su mejor amigo tenía razón, todo el día con la nariz estancada en los libros.

Se sintió mal entonces, si tan solo pudiera tener intereses normales probablemente ahora estarían jugando a la pelota con los niños de la cancha.

Joke [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora