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La manera en la que terminamos destruyendonos uno al otro.

El menor volteó al momento en que unas manos rodearon suavemente su cintura. Su rostro quedó a unos pequeños milímetros de su acompañante.

Minho sonrió de manera que sus labios chocaron sin querer, entonces Hyunjin simplemente rompió esa diminuta distancia que no le permitía tener lo que quería.

Disfrutó del sabor de la boca del chico durante el tiempo en el que su cuerpo le permitió; pasó los brazos alrededor del cuello del más bajo enrredadando sus dedos en los cabellos suaves de Minho.

Sintió como Lee acariciaba su espalda con delicadeza, de vez en cuando apretandolo contra su cuerpo con algo de fuerza. Hyunjin se preguntaba que era lo que pasaba por la cabeza de Minho.

Cuando Minho se separó ligeramente y le susurro al oído un: — Te ves muy bonito hoy. — Hyunjin se sintió en la necesidad de decir una broma estúpida, sin embargo lo que hizo fue apartar al mayor de sí y mirarlo a los ojos.

Esos ojos que ponían al descubierto simplemente todo lo que lo acongojaba. Hyunjin creía que Minho tenía alguna especie de habilidad mágica sobre él, porque cada maldita vez que se encontraba con esos ojos cafés se sentía tan expuesto; de hecho creía que él podía leerlo como si fuera un libro abierto.

Y Hyunjin tenía miedo, desde el primer momento tuvo miedo; miedo de enamorarse, miedo de echarlo a perder todo con sus estúpidas emociones, miedo de que Minho se enterara y lo rechazara, miedo de desmoronarse y no ser lo suficientemente fuerte para cargar con ello.

Bajó la vista, quizá siempre fue débil para todo, pero ya estaba cansado de esconderse todo el tiempo, estaba cansado de suprimir todo lo que sentía.

Suspiró entrecortadamente y Minho sintió como el cuerpo delgado del chico temblaba bajo sus manos.

Su corazón se detuvo por un instante para luego golpear con ímpetu su caja torácica dolorosamente, sus ojos comenzaron a legrimear, entonces sostuvo un parpadeo intenso haciendo el intento fuertemente de que sus lágrimas no salieran a flote.

Con una voz cortada y llena de dolor soltó un murmullo que hizo que el chico frente a él quedara helado: — ¿Que quieres de mi Minho?

Entonces fue cuando levantó la vista, sus mirada clavándole una en la otra, mientras las lágrimas seguían cayendo y un fuerte nudo formándose en su garganta, impidiéndole respirar con normalidad.

Y así fue; uno, dos, tres, cuatro, cinco minutos. A Hyunjin le pareció una eternidad y cuando su paciencia estaba al borde de colapsar sintió como Minho dejó caer su cabeza contra su hombro, apresando con más fuerza su cuerpo contra el suyo, junto con un suspiro que fue llevado por la brisa otoñal a algún lugar remoto.

Durante un minuto lo único que pudo oír fueron los balbuceos incoherentes del chico. Luego de ese tiempo solo pudo oír el sonido de los neumáticos de los autos correr a toda velocidad una y otra vez.

— Me lo dices como si hubiera hecho algo malo.

Y luego rió secamente.

— Minho.

El mayor no tenía la suficiente valentía como para responder esa pregunta. También estaba asustado de lo que fuera a ocurrir.

Hyunjin siempre había sido una parte fundamental de su vida; cuando eran amigos él todo el tiempo estaba apoyándolo, dándole ánimos para seguir adelante cuando las cosas se ponian feas. Hyunjin era esa pieza que hacia que todo su rompecabezas tuviera sentido, con él se sentía libre de sentir lo que quisiera y ser el mismo.

Joke [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora