V (Amelia)

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V

(Amelia)


Freddy me hizo girar el rostro hacia él antes de que pudiera decirle a Joshua que también lo amaba. Tomó mi mentón y me plantó un beso tan sensual como exquisito. Se separó de mí mirando a Joshua con aires de superioridad. Joshua abatió su mirada, desafiándolo en silencio.

—Te amo, Amelia—me dijo igualmente. Joshua abrió la boca ante lo sorpresivo de esa confesión. Yo hice algo similar porque no me lo esperaba. Sabía que aún le gustaba a Freddy, porque de otro modo no estaríamos ahí los tres desnudos sobre la cama si no fuera así, pero no me podía creer que aún me amara. Amar era una cosa absolutamente distinta—. ¿Por qué tuve que ser tan idiota y perderte? —Me acarició el pelo como a una niña pequeña—. Si pudiera regresar el tiempo atrás, no te volvería a engañar otra vez.

No le iba a dar el poder de hacerlo, nunca más.

—¿Qué dijiste que era lo siguiente que ibas a hacerme, Freddy? —Cambié de tema. Joshua se contuvo a tiempo antes de reírse. Freddy se giró hacia él con un gesto poco amistoso. Después me entregó una significativa mirada, entendiendo que no iba a hacerme cambiar de opinión.

—Supongo que no podemos cambiar el pasado...—Besó mi frente con una sonrisa triste—. Pero al menos puedo hacerte pasar una noche inolvidable. —Y vaya que estaba haciendo un buen trabajo con eso.

Freddy se dedicó a besarme luego de ese discurso. De pronto, sentí a Joshua subirse a la cama con nosotros. Su verga comenzaba a alzarse otra vez. De rodillas y a mi otro lado, Freddy parecía encontrarse en la misma situación que él. Y yo estaba en medio de ambos...

Incluso yo sabía que esa era una señal de alerta y mis sentidos se dispararon para advertírmelo. Freddy se acercó a Joshua y le dijo en secreto algo tan bajo que no conseguí oírlo. Solo pude ver que Joshua asintió sin oponerse. Por primera vez en la noche parecía que podían volverse amigos. Después, Joshua me tomó de la mano y, con voz tranquila, me dijo a modo de orden:

—Colócate en medio de la cama.

Obedecí tan rápido como ellos me dieron espacio para hacerlo. Era una suerte que durmiera en una cama bastante grande.

Joshua pareció complacido por mi obediencia, cosa rara en mí.

—Ahora apóyate en tus manos y rodillas. ―Josh omitió a propósito el por favor que siempre usaba. Había algo de diversión en su voz—. Separa un poco las piernas. ―Mordí mi labio frente a las expectativas. No tenía ni la menor idea de qué iba a suceder. Por alguna razón, estaba segura de que tampoco iban a decírmelo. Estos hombres podían ser muy malos cuando querían.

Entonces sentí que Joshua estaba masajeando mi trasero, separando ambas nalgas con sus manos. Tragué saliva: nunca lo había sentido toquetearme así, con esas intenciones. No Joshua. Freddy lo había intentado cuando estábamos juntos un par de veces, pero siempre le había quitado la mano de encima antes. No era algo que me interesara practicar después de la vez en que lo intenté con un dildo y me dolió muchísimo. Además, había sido bastante mojigata cuando estaba con él como para experimentar muchas cosas. Supongo que por eso dejó de esperarme.

Giré el rostro hacia atrás para pedirle que se detuviera, pero una mano más firme me obligó a regresar la vista hacia adelante. Por poco me olvido de que Freddy estaba ahí, aunque era difícil ignorar su presencia levantado desde las rodillas sobre la cama. Desde aquí, tenía una vista en primer plano de su nueva erección. Lamí mis labios. Esa visión desvió mi mente de lo que Joshua estaba haciendo atrás con mi cola.

Un trío por mi cumpleaños©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora