IX (Freddy)

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IX

(Freddy)


Amelia y yo no hablamos mucho durante ese fin de semana. Regresé a la universidad para cerrar el papeleo del semestre y apenas sí recibía mensajes de ella en respuesta a los míos. Ahora que lo pienso, quizás debí comenzar a disculparme por haber sido un desconsiderado con su situación, pero en aquel entonces pensaba más con la cabeza de abajo que con la de arriba. Eso tampoco era algo que hubiera cambiado en el presente; si no, no estaría de nuevo en la cama de Amelia, en su departamento de universitaria, después de un trío con su novio actual.

En ocasiones, me preguntaba qué tan distintas hubieran sido las cosas si tan solo me hubiera disculpado, o para ser preciso, si no la hubiera cagado cada vez más. Cuando llegó el día de la graduación de Amelia, acordamos asistir juntos y los detalles de la velada entre llamadas telefónicas por aquí y allá, pero era poco lo que habíamos hablado después de nuestro desafortunado encuentro sexual de fin de semestre.

Tuvimos todas las condecoraciones y rituales que hacen los adultos orgullosos de su niña por parte de los progenitores de Am, desde el primer momento en que fui a recogerla a su casa para el baile. Ella aparentó estar en todo su esplendor mientras bajaba por las escaleras con una sonrisa de miss universo, en tanto su madre y padre, en la planta de abajo, tomaban capturas con las cámaras digitales, sin perder ni un solo segundo de grabación, al punto que hasta volvían a parecer una feliz pareja que se amaba mucho. El cuadro era tan falso que me hizo revolver el estómago, pero estimaba a Amelia lo suficiente para no hacerle una escena delante de la que ella y sus padres habían montado.

Tan pronto dejamos su casa, la sonrisa de Am desapareció, dando paso a la melancolía. Quise hablar con ella hasta que vi la tristeza en su rostro y supe que no era el momento. Le abrí la puerta de la limosina que renté y Amelia ni siquiera me dio las gracias ni hizo algún cumplido a mis modales o vestuario. Me dolió profundamente su desdén, más allá de que el transporte especial y la ropa habían significado un gasto que hubiera preferido ahorrarme, aunque no le dije nada de ello en el silencioso camino que hicimos hacia el baile, porque prácticamente no hablamos.

Llegamos a la gala y me aburrí como una ostra bebiendo ponche con algo de alcohol, porque nunca faltaba el idiota que se pasaba de listo en las fiestas escolares. Recordé el baile del año anterior, cuando Amelia me acompañó a mi graduación, y la felicidad de ese entonces empañaba la escasa que tenía ahora, un año después. Me bebí mi vaso de un sorbo. Siendo una pareja, Am y yo habíamos avanzado poquísimo.

Yessenia, la mejor amiga de mi novia, y en secreto actriz porno amateur, se acercó hasta mí en los alrededores de la pista de baile, donde escasamente iluminaban los reflectores y todo se vislumbraba de un naranjo opaco. El escote que ella usaba dejaba poco a la imaginación, más cuando el carmesí de su vestido iba tan bien con el tono bronce de su piel. Apenas llevaba maquillaje y se veía tan radiante como en cámara web.

—Hola —dijo, poniendo las manos hacia adelante, como si fuera una chica tímida. Me reí internamente, porque después de lo que había visto...

—Si buscas a Am, no está en la pista. Salió hace un rato afuera a tomar aire, o como sea...

—¿Están peleados? —preguntó con la voz dubitativa. No sé qué la tenía tan nerviosa.

—Más o menos —Mordí mi labio, recordando cómo ella me había ignorado todo este tiempo, solo por un pequeño error que cometí—. No lo entenderías...

Ella miró hacia la pista de baile. Parecía algo distraída.

—... ¿que no se deja por atrás? —Me quedé congelado al escucharla—. Perdona: Am me habló de eso hace algunos días...

Un trío por mi cumpleaños©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora