Capitulo 54
Estábamos en el hotel ya, regresaríamos a San Clemente y a Los Ángeles por todas nuestras cosas y finalmente nos mudaríamos a la ciudad donde nos prepararíamos para el resto de nuestras vidas, Zayn miraba la televisión con interés mientras yo recordaba que habíamos visto a Perrie, pero lo que en realidad se me vino a la cabeza fue que nunca le dije a Zayn que Perrie y Harold…
-Zayn hay una cosa que no me puedo sacar de la cabeza -comencé acomodándome en el sofá.
-Dime ¿Qué es amor? –dijo volviéndose a mi.
-Bueno –le diré, no le diré-. Antes eras un idiota conmigo.
-Creí que lo seguía siendo –carcajeo.
-Si, lo eres pero me refiero a que te portabas como un patán conmigo –dije riendo por lo bajo.
-Cuando Madison me dejo tenia miedo a volver a enamorarme. Cuando te vi por primera vez fue magistral para mi, la mujer mas perfecta estaba parada frente a mi y no quería mostrarme débil –dijo tomando mi mano.
-Eso no quita que fueras un patán –reí.
-Cuando viajamos a Bradford no podía mas, esas ganas de besarte que me hacían añicos por dentro no cesaban, me di cuenta que…
-¿Qué? –inquirí enarcando una ceja.
-Ya sabes que te amo –farfullo ruborizado.
-Eres tan dulce –dije con las comisuras de mis labios formando una sonrisa.
-Mi amor, dime ¿Qué fue lo que paso mientras yo perdí la memoria? –quiso saber mirándome con debilidad.Zayn quería saberlo, y no sabia si hablar. Aun tenia que decirle sobre lo de Perrie y Harold, pero por ahora prefería ahorrármelo y decirle finalmente lo que quería saber.
-Solo recordabas a tu madre, John, claro a Louis, Mandy y a Madison –masculle poniendo mis ojos en blanco al mencionar el nombre de la morena.
-Si, pero ¿Qué paso con nosotros? –cuestiono insistente.
-Tenías la curiosidad por conocerme, dijiste que algo dentro de ti te decía algo pero no sabia que.
-Perdóname –musito entre un suspiro.
-no tienes por que pedir perdón no recordabas nada –acaricie su mejilla con el reverso de mi mano.
-¿Qué mas? –pregunto.
-Nos fuimos a Los Ángeles por unos días, miraste a Madison y saliste con ella y..
-¡Para! Ya no quiero saber mas, ahora se por que te fuiste –me detuvo negando con la mano.
-Zayn esta bien, no tienes por que sentirte mal –sonreí tímida.
-Fui el peor de los idiotas, debiste odiarme –podía notarlo triste.
-No puedo dudar que no evite odiarte, pero por hacerme amarte con tanta locura –dije riendo irónicamente.
-Doy gracias a Dios por haberte recordado –sonrió con lindura.
-Mas las doy yo –reí.
-No tienes idea de cuanto te amo –acaricio mi piel con lentitud.
-Te amo Zayn –asegure acercándome cautelosa a sus labios.No había duda alguna, las cosas iban para bien.
Zayn era el hombre que había sido diseñado para mí, para nadie más. No quería separarme de sus suaves y cálidos labios, él era todo lo que yo deseaba y mas, un hombre de ensueño era quien me abrazaba, besaba, amaba. Era increíble como Zayn se había convertido en mi todo, era casi imposible como no podía vivir sin respirar su aliento, sin querer tenerlo conmigo cada segundo del día. De una cosa estaba completamente segura, yo finalmente era feliz.-Zayn hay una cosa que nunca te dije –inicie diciendo.
-¿Qué es? –pregunto mirándome extrañado.
-Una vez yo le dije a Perrie algo como que si no se iba o algo así, te diría algo de lo cual se podía arrepentir –dije tomando aire.
-Si…
-Bueno ese algo, es que, bueno es que –no sabia como decirlo, los nervios eran evidentes-. Una vez fui a la casa de Harold, y supuestamente él no estaba, después escuche un ruido arriba y resulta que él estaba ahí, el caso es que lo encontré con Perrie, ellos tenían relaciones. Listo lo dije.Sentí como me quite un peso de encima, lo había dicho al fin.
Zayn se me quedo mirando, en silencio. No sabia que hacer, tal vez había dicho algo que no debía, bueno eso era lógico; a lo que voy es que quizás no debí decirlo, pero que imbécil tenía que abrir mi bocota.
-¿Zayn? –masculle con miedo.
-Antes de salir de San Clemente a buscarte, Perrie estuvo conmigo –al fin hablo-. Perrie me lo conto todo, las fotos, Harry y ella, que yo siempre fui mas que un capricho y de los celos que te tenia por como es que yo realmente podía amarte.
-Entonces ¿me dices que ya lo sabias? Ósea que ¿sabias que yo lo sabia? –me sorprendí tapando mi boca con mi mano.
-Si cariño, ya lo sabia no hay nada de que preocuparse –sonrió, mostrando la perfecta hilera de perlas.
-Nunca te lo dije, tenia miedo a que pensaras que lo estaba inventando –baje mi cabeza.
-Créeme, nunca habría dudado de ti –levanto mi cara con su índice.