Capítulo 5

729 95 14
                                    

Nota: cualquier error de adaptación me avisan 🥺

Mikoto Uchiha seguía igual a como Naruto la recordaba. Delgada y alta, tenia un aire distante que indicaba que nada  de lo que sucediese a su alrededor la alteraría. Sin embargo, tenía el pelo un poco más canoso y sus ojeras indicaban con qué pena había sufrido su reciente viudez.  

—Madre —Sasuke la saludó con un ligero beso en la mejilla, probablemente todo lo que esa fría mujer exigía, pensó Naruto mientras Sasuke le daba una propina al guapo joven que le había llevado el equipaje. 

La observó abrazar a su nieto sin que éste se opusiera, para sorpresa de Naruto. Pero cuando la cabeza de mikoto se giró hacia el, el estómago se le contrajo al ver que la sonrisa de curiosidad se tornaba en sorpresa.

—Señora Uchiha —fue todo lo que se le ocurrió decir mientras se preguntaba qué pensaría la mujer. 

—Madre —intervino Sasuke antes de que Naruto pudiera decir nada—, creo que ya conoces a Naruto, Naruto Namikaze. 

¿Por qué le sonaba tan pretencioso? 

 —Por supuesto. 

La refinada voz dejó notar que a ella también se lo había parecido. Era evidente que la madre del hombre al que Naru había plantado de forma tan cruel no lo había olvidado. Pero los buenos modales prevalecieron a pesar de ello y la mujer preguntó: 

 —¿Cómo estás, querido? 

Lo tomó como lo que era, mero formulismo, y respondió con una sonrisa igual de forzada: 

—Es un placer volverla a ver —su respuesta fue tan mecánica como la de ella, pensó Naruto, sintiéndose un hipócrita, porque no era un placer. Era una farsa. La madre de Sasuke le echó una mirada de incomprensión y dijo: 

—No sabía que vosotros dos estabais... —se interrumpió, demasiado reservada y discreta como para decirlo. 

—No lo estamos. Mera coincidencia, madre —le aseguró Sasuke lacónicamente. Pero no lo era, pensó Naruto, porque Ino lo había amañado todo, ¿o no? La mujer pareció relajarse un poco. 

—Estás tan joven. Tienes que confesarme tu secreto, Naruto —lo alabó la madre de Sasuke, mirando el elegante pelo rubio, el joven rostro sin maquillar, el traje verde oscuro de pantalón corto y blusa que acentuaba su esbelta figura—. Por favor, tutéame.

Naruto aplaudió para sí la discreción de la señora, que estaría muriéndose por hacer montones de preguntas. Pero Sasuke tenía razón, y sus impecables modales nunca le habrían permitido expresarlas. Agradecido, Naruto se inclinó a agarrar una de las maletas. 

—Déjalo —Sasuke también había estirado la mano en la misma dirección y Naruto retiró la suya como si hubiese tocado un bicho. Por el rabillo del ojo percibió la mirada calculadora que la señora Uchiha le dirigía, pero lo único que la mujer dijo fue: 

—Ven, Daisuke. Dame el brazo y cuéntame todo lo que has hecho desde que llegaste. 

Haciendo un esfuerzo por recuperar la compostura, lo sorprendió agradablemente que el muchacho mirase más allá de su abuela, buscándolo a el con su ciega mirada. 

—Ve, Dai —murmuró de buen talante—ha hecho un largo viaje para venir a verte.

El muchacho obedeció y Sasuke, que llevaba un neceser en una mano y la maleta en la otra, comenzó a guiarlos hacia el coche mientras preguntaba: 

—¿Qué tienes que hasta el más recalcitrante adolescente te obedece, Naruto?

Naru lo miró. Los otros dos se habían quedado charlando con el conductor de uno de los coches de caballos y Mikoto guiaba la mano de Daisuke para que acariciase el suave morro de la bestia. 

The Wedding BetrayalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora