| Epílogo

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Tres años después

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Tres años después.

Al llegar el medio día sale de casa, sube a su camioneta y empieza a manejar, cuando lleva dos horas conduciendo dobla a la izquierda entrando a un camino de piedra y al ver a los lejos el letrero con el nombre del centro, baja la velocidad, termina parqueando el automóvil frente a las enormes puertas color verde.

Sale del coche, camina dándole vuelta al carro hasta estar frente del lado del pasajero y apoya su espalda en la puerta para esperar.

El día estaba muy soleado, más de lo normal y la verdad no le disgustaba, desde niño amaba el poder salir a jugar con sus amigos o el divertirse en la playa cuando el día estaba así.

Estaba nervioso, demasiado, que ni siquiera lo podía describir, el hecho de volver a verla después de unos tres largos años lo estaba matando por dentro.
Habían estado hablando por cartas, pero ¡vamos! que no era lo mismo. Es que no era igual el hablar con ella y escuchar su voz que observar una hoja de papel con su perfecta caligrafía, él solo necesitaba verla y abrazarla.

Había pasado tanto desde aquel verano del 2025, él había cambiado tanto y esperaba que ella también, que ambos hayan cambiado para bien.

Se encontraba en Ohio, Florida disfrutando del sol, con lentes oscuros, mucha cerveza y demasiados mariscos, en realidad lo estaba disfrutando y se sentía bien por primera vez desde hace mucho tiempo, aunque lo único que le faltaba era ella.

Las puertas del centro hacen un sordo sonido cuando comienzan a abrirse y de ahí sale la chica, plasmando una sonrisa radiante en su rostro apenas logra verlo.

Emma Stain sale corriendo hacia él, dejando sus maletas botadas en el camino, al verla sabe que algo de ella ha cambiado y no solo físicamente sino también internamente, al llegar le da un fuerte y largo abrazo que él recibe gustosamente.

— No sabes cuánto te he extrañado mi detective guapo — confiesa despegándose del abrazo y pasando sus manos por el cuello de él.

— ¿Cuándo dejaras de llamarme detective guapo? — le pregunta divertido observándola fijamente a los ojos y agarrando su cintura.

Ella hace cara pensativa — Creo que nunca — se ríe —. Me gusta más llamarte así que por tu nombre.

— Anda, que Simón no está nada mal, además combina muy bien con mi aspecto de detective misterioso — ella niega repetitivamente con su cabeza — Yo también te extrañe demasiado — pasa una mano por su mejilla quitándole un mechón de cabello y poniéndolo detrás de su oreja, luego la besa.

Había deseado tanto esto, besarla era lo máximo después de tres años de no verla, en ese beso apasionado ambos se decían cuanto se habían extrañado y que ninguno había dejado de amarse.

— Te has teñido el cabello rubio — observa White agarrando un mechón de cabello y dándole vuelta en su mano.

— ¿Te gusta? — pregunta Emma.

ELLA NO SE SUICIDÓ © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora