— ¿Qué haces aquí? — inquiere con un tono de voz fuerte dirigiendo las manos a su cintura.
¡Mierda! Piensa el detective White al recordar que dejo el cinturón, donde su arma se encuentra, en la cocina cuando ingresó a su casa.
— ¿Así saludas a todos tus invitados?
— No eres mi invitada, vos entraste a mi hogar sin mi consentimiento, sobre eso ¿cómo demonios has podido entrar? Si mal no lo recuerdo, lo que hiciste cuenta como delito — se cruza de brazos mientras frunce el ceño.
— Porque no te relajas y tomas asiento — señala con su cabeza el sillón frente a ella — Anda, así podemos hablar más tranquilos.
— Primero responde a mis preguntas.
Ella rueda los ojos. — Bien — suspira — ¿Qué hago aquí? Fácil, quería hablar contigo y sobre todo verte — le sonríe coquetamente — y ¿cómo entre? Esa respuesta es más sencilla aún, forcé la cerradura. Por cierto, pensé que al ser detective tendrías más protección en tu casa, pero veo que no.
— Bien, vamos a hablar — se sienta frente a ella, aún sigue alerta y siguiendo cada movimiento que hace la chica por aquello que desee atacarlo — Dime, ¿quién eres?
— Estoy un poco confundida, detective — revela con un poco de ironía en su tono de voz, pone sus manos juntas en su estómago — ¿acaso no ves que soy una chica?
— Ya deja de jugar — le ordena con voz fría y mirándola fijamente — Sé que no eres Agatha, así que dime ¿quién eres de verdad? Y ¿qué hiciste con el cadáver de ella?
Ella suelta una carcajada, pero no contesta si no que se le queda viendo.
— ¿Ahora los ratones se comieron tu lengua? O ¿acaso no sabes que decir porque sabes que me estoy acercando y que pronto descubriré la verdad? Porque lo haré, no importa lo que cueste — White se encorva y apoya sus brazos en sus piernas — ¿Qué? ¿Necesitas tiempo para pensar en que responder? — pregunta de manera divertida, un rastro de una sonrisa se dibuja en rostro.
Ella suspira melancólicamente — La verdad es que sí necesito pensar en mis respuestas, es que verás detective, tú me pones tan nerviosa que todas mis defensas se bajan y mi cerebro deja de pensar — seductoramente cruza sus piernas haciendo que su vestido se suba un poco y sonríe pícaramente al notar que White posa su mirada, momentáneamente, en sus piernas desnudas. — ¿Por qué aún no me preguntas nada acerca de Martina Hanks?
White carraspea y vuelve a sentarse normal — ¿En dónde está?
— Cerca.
— Y ¿cerca es en?
— Pronto lo descubrirás.
— ¿Está muerta?
— No — se pone de pie — bueno, aún no.
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ELLA NO SE SUICIDÓ ©
Misteri / ThrillerBienvenidos sean cada uno de ustedes. ¡Adelante! Tomen asiento, que estamos a punto de entrar al pueblo Harmony. Un pueblo donde sus habitantes mencionan que nada es lo que aparenta ser, que los muertos no están del todo muertos, donde los amigos no...