6. Rosa

775 89 82
                                    

-Puta -El platinado tiró su cabeza hacia atrás después de escucharle, y soltó un placentero gemido gracias a aquello-.

Esta vez, los dos se corrieron juntos, en un intenso sexo mañanero donde las degradaciones verbales por parte de ambos los había excitado aún más. Feng Xin había demostrado que podía follarlo en cualquier posición y de la manera más ruda posible, así que en esta ocasión, los dos estaban exhaustos.

Después de la intensa ronda, los dos cayeron profundamente dormidos, no sin antes una cálida sesión de besos que contrastaba con el sexo rudo que habían tenido segundos antes.

Había pasado semana y media desde su primera vez juntos, y ninguno de los dos había buscado detenerse en aquello.

El platinado despertó por los insistentes besos sobre su rostro, y aunque tardo en reaccionar, cuando lo hizo solo enrolló sus brazos alrededor del cuello del mayor, y él, entre dormido, inició un lento beso mañanero, diciéndose a sí mismo, que no tenía ningún problema por despertar así.

-¿Quién diría que iba a calentarte más el que te llame así?

-¿Quieres callarte y sólo besarme? -Feng Xin sonrió por la respuesta, y en un rápido movimiento, terminó sobre él disfrutando del húmedo y placentero beso, donde exploraba lentamente la boca del contrario, succionando sus labios despacio y pasando delicadamente su pulgar por su mejilla-.

-Iré a Roma la siguiente semana -El pelinegro se separó mirándole a los ojos, brillantes de parte de ambos, Feng Xin admiró los ojos algo hinchados del platinado por recién haber despertado, además de el sonrojo que coloreaba sin pena alguna la blanca piel del menor-. Y quería que me acompañaras

También tengo que ir, asuntos de las familias, por si lo olvidaste -Aunque ninguno había dicho a que familia pertenecían, estaban conscientes de que pertenecían a una, y aunque suponían a cual pertenecía el otro, fingían no saberlo por el momento-.

-Me refiero a irnos juntos, e incluso estando ahí, podríamos escaparnos un rato y visitar algunos lugares

-¿Tener una cita? -Mu Qing acarició su mejilla con su pulgar mientras sonreía ligeramente-. ¿A caso puedes ser más cursi? -Feng Xin estaba por responderle algo mal, pero el platinado no quería eso, al menos no en ese momento, con cuidado, lo acercó a él, y dejó un largo beso en su mejilla-. Será un viaje aburrido, tener una cita contigo suena más decente

-A veces olvido porque me gustas

-Porque soy lindo -"Y porque te gusta tentar a tu suerte" -Pensó-.

Feng Xin no respondió, en cambio, lo acercó colocando la mitad del cuerpo del pálido platinado sobre él, para iniciar otro largo beso.

Su relación en los últimos días se basaba en eso, sexo, besos, mimos, más sexo, y el doble de besos. Estaban en el punto donde lo último que querían era separarse del otro.

Aún así, cada que se besaban o tenían cerca, el nerviosismo seguía haciéndolos temblar, pero sin que faltara esa cálida sensación en el pecho cada que se veían a los ojos.

Tal vez era muy pronto para decirlo, pero estaban perdidamente enamorados de su acompañante.

A este punto, si alguien le preguntara que es el amor a Feng Xin, no dudaría que era aun mejor que los fuegos artificiales, Mu Qing era todo lo que podía pedir en cien vidas.

Todo de él le gustaba, y no solo físicamente, disfrutaba verlo tocar el violín aunque no fuera fanático de esa música. Disfrutaba verlo bailar porque se movía con tanta delicadeza y decisión, que a veces podías olvidar que podía romperte la nariz si lo veías por mucho tiempo. Honestamente, disfrutaba hasta escucharlo hablar, más cuando el cerebrito le contaba algún dato curioso de cualquier cosa, principalmente de animales, había notado que era experto en estos.

SAVAGES (𝐅𝐞𝐧𝐠𝐪𝐢𝐧𝐠)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora