[Terminado] Como No Ser Seducido

Lección #4

Lección #4

Trata de no dejarte llevar

Cuando tu multimillonario baile contigo.

Recuerda que el baile terminará con la última nota de la canción.

El cortejo siempre había sido comparado con la danza del apareamiento, pero entre P'Bright y yo, era más como una danza de guerra, una batalla tras otra de sexos. La resistencia de Phi podría ser debida a su incapacidad para renunciar al control. Él era de los que les gustaba tener el control de todo lo que verdaderamente deseaban, y por alguna razón yo era al que desesperadamente deseaba.

Aun así peleaba con él, lo provocaba, y lo desafiaba porque si me rendía antes de tiempo, significaría que me doy por vencido ante él.

Era como lo que dijo khun Ploy (su asitente) el otro día. Con P'Bright fuera para una reunión, Khun Ploy me había invitado a acompañarla por una taza de café.

—Tú sin la parte superior de tu ropa y Bright sin nada —aseguró Khun Ploy cuando le di otra disculpa entre dientes por el peor trío de la historia.

Sus palabras me hicieron sonrojar. Aun siendo expuesto durante mucho tiempo a la naturaleza intensamente apasionada de P'Bright, todavía no podía acostumbrarme a lo fácil que era para le gente hablar de sexo.

—He visto a personas dándole mamadas, bailes privados sobre la mesa, masturbándolo...

—Me hago una idea —dije a toda prisa, no queriendo escuchar otra palabra. La sola idea de todas las personas que habían pasado más de un segundo en sus brazos me rompía por dentro. Lo odiaba. Realmente, realmente lo odiaba. Oh, P'Bright ¿por qué no podía ser como el pastor #1 de Bangkok en lugar de un playboy?

—Pero, ¿sabes cuál es la diferencia entre tú y todas esas personas?

—¿Los pechos pequeños? —bromeé.

Sacudió la cabeza, su expresión sin sonrisa, misteriosamente recordándome el propio rostro serio de P'Bright . Ah. ¿De tal jefe, tal secretaria?

— se quedaron para terminar lo que empezaron. Tú huiste.

Oh.

—Bright había estado muy sorprendido por eso. No sabía qué hacer con ello. Todas esas personas habían estado pegadas a su alrededor. No tenían la mentalidad que les había visto porque había algo más que necesitaban de él, algo por lo que no les importaba perder el respeto por sí mismas.

Pensé atentamente en sus palabras.

—Khun Ploy —dije finalmente—, ¿me estás diciendo que no tenga sexo con él?

Se encogió de hombros.

—¡Khun Ploy!

—Todo lo que estoy diciendo es que eres diferente, y eso fue lo que le atrajo de ti.

Si había algo que odiaba en la vida, sería esto: los consejos crípticos, una contradicción de la peor clase. ¿Por qué dar un consejo que tenía que ser resuelto como un maldito rompecabezas?

—No estás ayudando —suspiré.

—Lo estoy haciendo. Pero estás demasiado caliente por mi jefe para entender lo que estoy diciendo.

Eso me tenía sonrojándome y riéndome al mismo tiempo.

—¡oh!

Acarició mi mano, una extraña sonrisa de calidez asomándose en sus labios.