❝ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 04❞

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Durante mucho tiempo e incluso en aquellos momentos, el ejemplo a seguir de Jeongin siempre sería su madre, sin importar las circunstancias o lo que llegase a suceder en un futuro. Ella siempre le había enseñado que, a pesar de todo lo que ocurriese, él debía de ser amable, sin importar su la otra persona lo era o no. Jeongin admiraba toda aquella fortaleza que poseía su progenitora, ella era increíblemente fuerte a pesar de todo lo que había pasado a lo largo de su vida, era una mujer guerrera que había aprendido a levantarse a pesar de las dificultades que se le había presentado. Porque, aunque su cuerpo parecía ser muy frágil, ella no lo era.

Y con ello, Jeongin había empezado a verse y considerarse como alguien muy fuerte, talvez demasiado incluso.

Probablemente en muchas ocasiones, él llegaba a parecerse mucho a su madre, después de todo, ella le había enseñado todo lo que ella sabía, había crecido toda su vida junto a ella que, era inevitable parecerse a ella. Sin embargo, aunque tenían muchas cosas en común en sus personalidades, no eran completamente idénticos, porque, al menos, su madre no era ninguna manipuladora como lo era él.

Porque Jeongin recordaba muy bien que, en un tiempo pasado, él había sido un chico demasiado manipulador incluso en las pequeñas cosas, él solamente deseaba que los demás hiciesen lo que él decía y quería, hacía todo lo posible por obtener todo lo que deseaba sin importar por encima de quien tenía que pasar. Él incluso había llegado a un punto en el que, no podía controlarse, todo se le había salido de las manos y nadie quería permanecer a su alrededor, porque claramente, nadie quería estar cerca de alguien que mentía sin pudor alguno y que no temía en decir palabras hirientes si con todo aquello podía conseguir que los demás le complacieran en sus caprichos.

Claramente él estaba muy plenamente consciente que, todo lo que estaba haciendo estaba muy mal, que era incorrecto el comportarse de aquella manera, sin embargo, había llegado al punto en el que, verdaderamente disfrutaba de ver a los demás siendo completamente manipulados por él, de ser el causante de muchos desastres.

Y no fue hasta que llegó a su límite que, se dio cuenta que todo aquello estaba realmente mal.

Se había convertido en una muy mala persona, talvez en todo aquello que había jurado destruir, había disfrutado del sufrimiento ajeno y de lastimar a personas que no lo merecían, había causado mucho desastre a su alrededor y aquello no era lo que le había enseñado su madre por lo que, había prometido a su progenitora, cambiar para bien y dejar de lastimar a las personas, volver a ser todo aquello que ella le había enseñado y volver a parecerse a ella. Ya no deseaba volver a ser aquel Jeongin que disfrutaba del sufrimiento ajeno y más si él era el causante.

Pero Hwang Hyunjin, aquel chico realmente estaba colmando su paciencia, había sacado todo aquello que Jeongin había jurado nunca volver a sacar a la luz, aquello que se mantenía oculto en lo profundo de su ser y es que, no era de menos, luego de todo el daño que Hwang había causado a sus amigos y a él.

Y es que, él ni siquiera necesitaba de un plan completamente idealizado o estructurado para poder destruir a Hwang Hyunjin, para hacerlo caer en un pozo del cual jamás podría salir, porque, era tan sencillo destruirlo, que Jeongin ni siquiera necesitaba esforzarse en hacerlo. Jeongin ya conocía todos los movimientos que hacía Hwang, lo había observado a la perfección y con ello, había estudiado cada una de las debilidades del chico y las pocas fortalezas que este poseía. Hyunjin había sido demasiado obvio y Jeongin no iba a ser capaz de desperdiciar aquella oportunidad para destruirlo.

Hwang Hyunjin era demasiado predecible que, aquello realmente sería muy fácil para Jeongin.

Ah, él realmente iba a disfrutar ver en primera fila de la dolorosa caída que tendría Hyunjin, disfrutaría tanto de verlo hundido, rogando por piedad que jamás le sería dada.

Devil #1 |Hyunin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora