❝ᴇᴘɪʟᴏɢᴏ❞

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Aquella mañana él realmente se había levantado con los mejores ánimos del mundo, porque finalmente después de tanto tiempo, al fin lograría conseguir aquello que siempre había deseado y anhelado y no podía negar que la felicidad y emoción que estaba sintiendo en aquellos momentos, nada ni nadie podría arruinársela. Se sentía extremadamente bien, tan poderoso como nunca antes se había sentido y es que, no era de menos si su humor estaba por las nubes y claramente no había que ser ningún adivino para saber la razón detrás de toda aquella felicidad en Yang Jeongin. 

La caída de Hwang Hyunjin.

Después de tanto tiempo en completo sufrimiento, donde había perdido su dignidad, donde había sido cruelmente lastimado física y psicológicamente por Hwang Hyunjin, él finalmente tendría su venganza o, mejor dicho, le devolvería todo el dolor que Hyunjin le había causado, no solamente a él, sino a muchas personas más que jamás habían tenido el valor de hacerle frente a aquel maldito ser. Sentía la adrenalina correr por sus venas con cada paso que daba más cerca de la Universidad, sabiendo lo que le esperaría al tan solo colocar un pie dentro de esta. Y es que, él realmente deseaba estar en primera fila al observar la reacción que tendría Hwang al ver lo que Jeongin había preparado con mucho esmero para él, quería ver como lloraba de la frustración por haber sido tan idiota de confiar en la persona menos indicada, quería verlo suplicando de rodillas por un perdón que jamás obtendría, quería ver la desesperación en sus orbes... Quería verlo en el mismo lugar en el que, él alguna vez había estado.

Y mientras aquello ocurriese, Jeongin ni siquiera iba a parpadear, no movería ni un tan solo dedo para salvar a Hyunjin, él tan solamente sonreiría con completo orgullo al haber logrado lo que siempre había deseado.

Porque después de todo, Yang Jeongin había sido el único que se había atrevido a destruir completamente a Hwang Hyunjin, el único que le había hecho frente y que lo había llevado a un pozo sin salida.

Le había regresado todo el dolor y daño que había causado a otros.

Y finalmente, cuando llegó a la Universidad, pudo observar varios grupos de estudiantes observando algo —que él sabía perfectamente de qué se trataba— y aquello realmente le hizo sonreír con completo orgullo. Pero, lo mejor llegó cuando se encontró en los pasillos de su Facultad, donde comprobó que todo había salido tan perfectamente bien, tal y como él lo había planeado. Solo faltaba tan poco para que Hyunjin llegase y se humillara a sí mismo y Jeongin estaba completamente emocionado por ver aquello, por ver como se hundía en la miseria, como los demás le daban la espalda cuando más necesitaría del apoyo de alguien, algo que no se le sería concedido.

Los murmullos se escuchaban por cada rincón del lugar, las miradas completamente sorprendidas de los que apenas iban llegando y se enteraban de lo ocurrido, la desaprobación y asco en los rostros de algunos que prácticamente le besaban los pies a Hyunjin, le hizo sonreír con diversión. Y es que, hacia donde fuese que sus ojos se dirigieran, se encontraría con posters perfectamente pegados por cada rincón de la Facultad y él realmente debía de darle por completo el crédito a Felix, porque había hecho un trabajo completamente increíble con todo aquello.

Todos los presentes se encontraban ensimismados observando algo en sus celulares y murmurando miles de insultos y cosas despectivas hacia Hwang Hyunjin, aquel al que en más de una ocasión habían aplaudido y habían tratado como un Rey, que ni siquiera prestaron completa atención a la llegada de aquel pelinegro que había sido humillado en múltiples ocasiones no solamente por Hyunjin, sino también por ellos, por aquellos que observaban y aplaudían el dolor ajeno, aquellos que observaban y se quedaban callados sin hacer nada para detener aquel abuso que sufría Jeongin a diario.

Y es que, él no quería perderse por nada del mundo la reacción que tendría Hyunjin que, incluso hasta había llegado más temprano a la Universidad para no perderse de absolutamente nada. Habían pasado un par de días desde aquella noche en la que Hyunjin le había dicho tan hipócritamente que le gustaba y Jeongin realmente se sentía feliz, no porque Hyunjin gustase de él, no, sino porque, desde aquella noche, Hyunjin le había dado el poder de destruirlo tan fácilmente y él adoraba estar ahora teniendo el poder entre ellos dos, adoraba el ser el causante de que Hwang Hyunjin se quedase en la mismísima miseria.

Devil #1 |Hyunin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora