Capítulo 1

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Volvía a estar sola. Simón últimamente no pasaba mucho tiempo acá. Al principio pensé que era porque su nuevo trabajo lo tenía muy ocupado, pero con el tiempo me di cuenta que Simón me engañaba con alguien más.

Me dolía aceptarlo pero era la realidad. Lo supe en el momento en que llegué al departamento y lo oí hablando con una chica, le decía "amor" "pronto nos veremos" "extraño tus besos."

Sabía que solo me hacía daño a mi misma, pero no quería dejar a Simón. Prefería que él me engañara a separarme de él, no sé en qué momento deje que toda mi felicidad dependiera de él.

Muchas veces Simón intentaba pedirme el divorcio, pero me inventaba excusas para cortar la platica y que eso no sucediera.

Desde que deje el mundo del YouTube tenía muchísimo más tiempo libre del que solía tener. Como Simón había salido desde las nueve de la mañana para irse a su trabajo, yo me quede acá sola; limpiaba la casa mientras escuchaba a Morat. Cuando la banda se acabó, Simón no quería que escuchara sus canciones frente a él. No es que Simón odiara su música o se haya peleado con los chicos, claro que no, pero decía que le parecía incómodo oír las canciones de un banda proveniente de un sueño que había acabado.

La única habitación que me faltaba por limpiar era la de Simón, él y yo ya no dormíamos juntos. Me convenció de comenzar a dormir separados pues él llegaba muy noche y no quería despertarme cuando llegara; había insistido en que no me importaba pero él quiso hacerlo así. Tampoco me deja entrar en ella, por ende yo no la limpiaba, él solía hacerlo ya que decía que era su propio desastre y tenía que hacerse cargo él solo.

Pero aún yo no sabía que más hacer para entretenerme y entre para arreglarla un poco.

Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado aquí. Recuerdo que él tenía una foto de nosotros en su buró, pero ya la había quitado. No había rastro de mí en esa habitación.

Después de unas horas, me puse a ver televisión en la sala, sostenía a mi gatita Bernardita sobre mis piernas mientras la acariciaba. Me sorprendí mucho cuando oí como la puerta se abría y entraba Simón, era la primera vez en dos semanas que él no llegaba pasadas de la una de la mañana.

Hola, Nathalia.

Hola, mi amor— Me levanté del sofá y corrí a sus brazos.

¿Y eso? ¿Por qué me abrazas?— preguntó extrañado. Desde hace ya un tiempo dejamos de tener muestras de afecto entre nosotros.

¿Por qué crees? Hace mucho que no llegas temprano. Ni siquiera prepare la cena pero no te preocupes, ahorita preparó unos sándwiches para que cenemos juntos.

—No te molestes en preparar algo para mí. Antes de llegar acá fui a cenar.

—Oh, ¿fuiste solo?

—Sí. Prepárate algo para ti solamente — se quitó el saco y lo puso en el perchero —¿Qué hiciste hoy?

Él nunca me preguntaba que había hecho en el día, siempre era yo quien lo hacía y después de que él me respondiera se acababa nuestra platica.

—No tenía muchas cosas que hacer, así que limpie la casa.

—¿Entraste a mi habitación?

—Sí. Lo siento Simón, pero estaba muy aburrida y era el único lugar de la casa que faltaba por limpiar.

—Sabes que no me gusta que limpies mis desordenes, eso me corresponde a mí.

—Lo sé, pero era eso o estar en el móvil toda la tarde. No quería eso.

—No vuelvas a limpiar mi habitación, ¿de acuerdo?

—De acuerdo—

Se acercó a mí y acunó mi cara entre sus manos y dejó un beso en mi frente.

¿Te importa si no te acompaño a cenar? Estoy muy cansado y quiero dormir.

—No, adelante. Sé que la escuela es agotadora, ve a descansar.

-Adiós, amor— dijo marchándose.

Pensaba que Simón había ido a trabajar, y tal vez si fue así, pero no era el único lugar al que había ido. Cuando llegó pude notar nuevamente las marcas en su cuello, otra vez se encontró con ella. No sabía su nombre y no me interesaba saberlo, no quería saber el nombre de la persona con la que mi esposo me engaña.

Solo quiero a mi Simón devuelta, y que todo vuelva a ser como antes.

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