Llegué con Pablo a su departamento con Danie y me instalé en la habitación de huéspedes. Cuando termine llamé a mi mamá y le conté lo que había ocurrido. Me dio una platica para alegrarme, aunque no funcionó del todo, y me dijo que en cuento pudiera viajaría a la ciudad de México para estar conmigo y apoyarme en esta situación.
A medio día, Danie y Pablo me dijeron que querían salir a dar una vuelta; me preguntaron si quería acompañarlos pero me negué, quería estar sola.
Cuando se fueron, me puse a ver televisión y a jugar un rato con mis gatos para distraerme un poco. Estaba viendo F•R•I•E•N•D•S cuando a mi teléfono entró una llamada; lo cogí y vi en la pantalla "Santiago" y contesté.
—*Hola, Nath. ¿Cómo sigues?*— En su voz escuchaba lástima, y lo entendía. ¿Qué más podría sentir la gente por mí en estos momentos?
—*Hola, Santiago. Estoy bien.*— di un suspiro después de la gran mentira que dije.
—*En verdad lo siento, Nath.*— al parecer lo notó —*Tú no merecías eso que te hizo.*
—*Tal vez si lo merecía.*
—*Qué dices, pero claro que no.*— dijo exaltado.
—*Sí, lo merecía.*— afirme con tranquilidad —Ellos se aman Santiago, yo era la persona que estaba en medio. Yo tenía que irme y dejarlos ser felices desde un principio.*
—*No, Nath. Nada de lo qué pasó es tu culpa, tú no tenías porqué vivir así. Simón es el único culpable.*
—*Me siento tan mal. Siempre creí que toda mi vida la pasaría junto a Simón.*— En mi voz se podía escuchar la tristeza y el dolor que me costaba decir esas palabras.
—*¿Podemos vernos? No quiero que te sientas sola en estos momentos. Quiero hacerte feliz.*
—*No, Santiago. Yo no me siento...*— me interrumpió.
—*Por favor, Nath. Necesitas despejar tu mente y olvidar lo qué pasó por un momento.*
—*De acuerdo.*— accedí —*Tienes razón, necesito olvidarme de Simón por un rato.*
—*¿Paso por ti a las siete y me dejas sorprenderte?*— dijo con voz tranquila y divertida pero a la vez seductora.
Solté una risita —*Sí, te mando la dirección por mensaje. Espero que la sorpresa sea buena.*
—*Te encantará, no lo dudes. Te veo más tarde, bonita.*
—*No lo dudo. Adiós, Santiago.*
Colgué la llamada y de inmediato le mandé la dirección del departamento a Santiago.
Quería salir con él. Tenía razón, tenía que despejar mi mente y acabar con la tristeza que aún sentía en estos momentos. Ahora me daba cuenta de algunas cosas, Santiago se volvió una parte fundamental en mi vida....
Tal vez él sería mi cura.
Ya venía llegando la hora en la que Santiago llegaría a recogerme. Lo esperaba sentada en el sofá de la sala mientras checaba mi celular; minutos después oí que tocaron la puerta y fui a abrir.
—Hola Sant....— comencé a decir pero me detuve al darme cuenta de qué Santiago no era la persona del otro lado de la puerta.
—¿Por qué te fuiste de la casa, Nathalia?
Era Simón. Traía los ojos hinchados supongo que por haber llorado y en sus manos sostenía los papeles del divorcio junto con mi anillo.
—Simón, yo...— La respuesta estaba clara, pero me costaba decirla.
—¿Por qué te fuiste?— Volvió a decir.
—Yo ya no podía seguir contigo, Simón.
Vi como Simón cerró fuertemente sus ojos y al hacerlo soltó todas las lágrimas que estuvo reteniendo desde que llegó. Entró a la casa, se acercó hasta quedar muy cerca de mi y tomo mi cara entre sus manos.
—Perdóname mi niña, por favor perdóname—
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¿Qué nos pasó?
Teen Fiction-¿Tú aún me amas, Simón? -Claro que te amo, mi niña. No tienes porque dudarlo. Era una mentira, pero aún no encontraba la manera de decirle la verdad y aclararle que había dejado de amarla cuando alguien más apareció.