Spideypool. No Te Enamores...

40- Harley

Narra Harley

Sentia mi cuerpo temblar y sentia mi corazón golpear mi pecho, acelerado y sin poder tomar el aire suficiente

- Harley, Harley- desperte cubierto de sudor, Peter me había despertado- estabas gritando-

Mire el reloj que marcaba las 3 de la madrugada- lo siento- mi voz sonó débil

- Harley- Peter susurró con sus ojos llenos de preocupación, me incorporé un poco quedando sentado de frente a el

- estoy bien, solo fue un mal sueño- tenía semanas que no tenia pesadillas

Sentí los brazos de Peter rodearme, sentí el contacto de su piel cálida ya que peter no llevaba camisa, acepté su abrazo, dejándolo apretar un poco más mi cuerpo contra el suyo.

- harley, si no estás listo para ver a Harry esta bien, no tienes que ir- sus palabras de alguna manera me brindaron la fuerza que necesitaba

- no, yo, quiero hacerlo, lo necesito- escondi mi cara contra su cuello y pude oler su colonia.

Peter no dijo nada, solo se quedó abrazándose hasta que yo me aparté, no quería hacerlo pero su calidez invadiendo mi cuerpo me hizo sentir un poco culpable.

Acepto que me había sentido atraído hacia Peter cuando lo miré por primera vez, pero había sido eso nada más, pero ahora cuando más vulnerable me sentía, y que fuera el quien me estuviera consolando en medio de la madrugada, me hacía sentir culpable el querer que se abrazo nunca terminara

Después de apartarme de el, intentando limpiar un poco mi consciencia decidí salir, tomé una lata de cerveza y me senté en las escaleras a beberla, talvez el sabor amargo de el alcohol, me quitaría un poco la culpa

- es mi amigo- me murmuré a mí mismo- y es novio de mi mejor amigo- pronunciar esas palabras solo me hizo sentir un dolor en el estómago

...

Caminabamos por aquel sucio lugar, mientras miles de hombres nos gritaban vulgaridades, pero Peter los ignoraba, claro no era la primera vez que venía.

-hola Peter- una mujer mayor lo saludó y Peter solo le sonrió, tomó los gafetes de visitantes y se acercó a mí.

- si te sientes incómodo y te quieres ir, solo dilo- dijo mientras me colocaba el gafete en mi camisa, asentí sin saber que decir.

Lo seguí a una habitación grande con mesas y bancos, recorrí el lugar con mis ojos, noté los guardias cuidando a cada preso, entonces lo miré, sentado esperando por nosotros