49. Hazlo

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Antes de poder seguir hablando, alguien llamó al celular de Marcos, él atendió, parecía aliviado de no escucharme, eso solo me hizo sonreír victoriosa. Luego de terminar la llamada se dirigió a mi solo para despedirse, algo que me hizo sentir furiosa, estaba segura de que si seguíamos allí podría haber obtenido lo que necesitaba para hundirlo en su propia mierda, pero al parecer hoy no sería el día, debía ser paciente, como Andrea me lo había enseñado.

(...)

Habían pasado varios días desde esa noche, parecía que a Marcos se lo había tragado la tierra, no había señales de él por ninguna parte del país. Debería darme tranquilidad saber que él está escondido como la rata que es, pero la realidad es que lo único que quiero es verlo, tenerlo bajo control, saber que está haciendo. Cada que desaparece así lo único que puedo sentir es terror de que este planeando algo para lastimarme. Aunque trato de no pensar en ello, es bastante difícil.

La mañana completa la había pasado con Micaela, hoy hablamos mucho sobre Calle, por alguna razón ella estaba muy interesada en saber nuestra historia, le conté cada detalle de nosotras, respondí todas sus preguntas acerca de la niña de ojos color café que había robado mi corazón hace mucho tiempo. Tal vez sea intensa, pero amo hablar sobre Calle, amo poder hacerle saber al resto de la gente el maravilloso ser humano que es Daniela Calle. Micaela parecía satisfecha cuando terminé de contarle todo.

Al volver a mi edificio me percaté que la pantalla de mi celular dejaba ver varias llamadas perdidas de Mafe. Me puse ropa cómoda y puse a calentar un poco de pizza de anoche en el microondas mientras le devolvía la llamada. Ponía los segundos que creía necesarios para que la pizza supiera rica, cuando escuché que el teléfono había sido atendido, pero una voz que no era la de Mafe era la que retumbaba en mi oído.

—Hola—. contestó Calle, haciendo que olvidara como hablar, seguramente mi respiración agitada era lo que ella estaba escuchando en ese momento —¿Hola?—. preguntó ahora un poco molesta por mi ineptitud por hablar —¿Hay alguien ahí?—. preguntó, el sonido del microondas se escuchó fuerte —Okay, parece que no quieres hablar—. dijo y eso fue lo último que escuché antes de que el celular dejara de emitir sonido alguno.

Me quedé inmóvil, incapaz de apagar el microondas para terminar con el sonido molesto que este emitía, veía mi reflejo en el aparato, me vi estúpida con el teléfono en mano incapaz de hacer algo.

Volví a mis sentidos cuando el celular volvió a sonar, mostrando una llamada de Mafe, poniéndome absolutamente nerviosa. Termine con el sonido del microondas, trate de respirar hondo y calmarme, era obvio que quien llamaba era Mafe y no Calle, respira, respira, respira...

—Hola—. dije en lo que fue un susurro, mi  voz estaba llena de miedo de que la persona que atienda sea Calle. Necesitaba hablar con ella, lo quería, pero este no era el momento, Marcos anda por ahí y es capaz de hacerle daño a cualquiera y poner en peligro al amor de mi vida no estaba en mis planes.

—Majo—. al escuchar la voz de Mafe pude soltar el aire de mis pulmones, mi corazón lentamente volvió a su ritmo normal y mis manos ya no sudaban.

—Mafe—. mi voz sonaba aliviada —Devolvi las llamadas y atendió Calle—. informe rápidamente el por qué del alivio en mi voz.

—Me lo imaginé—. contestó ella —Cuéntame mi niña ¿cómo van las cosas?— solté aire frustrada tras esa pregunta, mientras buscaba las palabras para explicar todo lo que ha sucedido en estas semanas.

—Pues... Marcos ahora está desaparecido, desde la "cena" que tuvimos hace unas noches no ha vuelto a aparecer—. le conté haciendo comillas con mis dedos como si Mafe pudiera verme —Andrea me ha estado diciendo que se vio atacado por mi, por ello ha guardado su distancia—. mi voz dejó ver un poco de orgullo al decir eso, Mafe pareció notarlo.

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