44. Anclada al pasado

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Sudorosa desperté a mitad de la noche a causas de las típicas pesadillas que me atacaban todas las noches desde hace ya varias semanas. La pesadilla se repetía: un hombre desagradable estaba sobre mi, rompiendo mi ropa y así rompiendo mi alma, convirtiéndome en un ser oscuro, incapaz de ver la luz. Lo malo es que esa pesadilla había sido real, esa pesadilla era un terrible recuerdo de aquel día en el que Marcos se aprovechó de mi debilidad, cuando se aprovechó de tener más fuerza que yo...

flashback

El evento al que German me había contratado estaba decorado de forma vintage, haciendo que inmediatamente me gustara, me alejé de Calle para preparar todas las cosas, a pesar de ser la novia de la hija del dueño venia a trabajar y eso pensaba hacer. Estuve un largo rato alejada de mi amor, tomando fotos a las personas que ingresaban al lugar o a la gente que me lo pedía.
Extrañaba mucho a mi amor, ya había pasado un tiempo desde que habíamos estado juntas, así que cuando la vi entre la multitud comencé a acercarme a ella, con mis brazos envolvi su cintura, me empine para llegar a su cuello y dejar pequeños besos, hasta que ella se giró, depositando sus labios sobre los míos.

—Parece que me extrañaste— dije con una gran sonrisa, pues amaba sus besos.

—Ni te imaginas cuánto —respondió haciendo que mi sonrisa se ampliara.

—Estás muy romántica— asintio con la cabeza y volvio a besarme, sus labios fueron bien recibidos por los míos.

—A ver tortolitas— dijo German interrumpiendo nuestro momento. Él no venía solo, a su lado estaba Marcos, su sola presencia me ponía nerviosa estando junto a Calle—¿Te acuerdas de Marcos mi amor?—preguntó Germán en dirección a Calle.

—Si lo recuerdo—contesto, esa conversación estaba poniéndome demasiado nerviosa.

—Él ha sido un gran socio para comprar este lugar y otros más, tengo mucho que agradecerle—mientras decía eso, con un brazo abrazaba a Marcos y yo no pude evitar rodar los ojos, por suerte nadie se había dado cuenta de ello—Majo ¿nos tomas una foto?

—Claro que sí— conteste tratando de no demostrar mis nervios, pero mi tartamudeo no me ayudó, como pude, tome varias fotos de ambos hombres, al parecer mis temblorosas manos no me impidieron tomar buenas fotografías ya que ambos quedaron contentos con el resultado.

—Ven a la oficina Majito, necesito hablar contigo— sin más me retire junto a Germán, dejándo a Calle con Marcos, algo que no me agradaba en absoluto, quería terminar rápido con German para volver a cuidar a Calle de ese hombre que se había ganado mi odio.

Al llegar a la oficina del señor Calle, pude notarlo nervioso, algo que sin dudas comenzó a preocuparme, conocia a Germán hace tiempo y nada lo ponía nervioso, tal vez estar haciendo negocios tan grandes con un delincuente tan grande como Marcos comenzaba a atormentarle.

—Espero que sepas perdonarme Majo—habló Germán enigmático, pero también con un deje de tristeza, estaba muy confundida, haciendo que un poco de miedo comenzara a invadirme —Esto lo hago por mi familia, por Calle—. fruncí mi ceño, sus palabras cada vez me confundían un poco más.

Germán evitaba mis ojos, el silencio invadió cada rincón de aquella oficina, la única persona que estaba conmigo en ese lugar se mantenía callado a pesar de mis insistentes preguntas sobre que estaba pasando, las respuestas comenzaron a llegar cuando Marcos apareció en la puerta con una de sus sonrisas cínicas, esas que me hacían estremecer del asco y del miedo.

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