55. Eres como el café...

2.5K 167 18
                                    

Calle había decidido colgar mi lienzo en la sala de la casa, me pareció una buena decisión por eso la ayudé con el taladro y los clavos, tardamos más de lo que deberíamos pero el resultado fue lindo, así que valió la pena todo el trabajo. 

Terminado el trabajo comenzamos a besarnos desenfrenadamente sobre el sofá, Ramón aún dormía, así que teníamos nuestro espacio y tiempo para nosotras. O eso creímos, ya que cuando nuestras manos comenzaron a ser un poco más traviesas y nuestras lenguas comenzaron a jugar entre sí, se escucharon unos golpes en la puerta. Arrastrando los pies y bufando me dirigí hasta la entrada, antes de abrir me fije de quien se trataba.

—Buen día, pequeña— saludo Andrea con un beso en mi mejilla, se quedó paralizada cuando vio a Calle —¿Qué hace ella aquí?— preguntó con preocupación y un poco enojada tal vez.

—Decidí venir a hacerle compañía a mi amor— contesto Calle.

—Ninguno de los agentes que te cuidaban dieron aviso de esto, ¿se dan cuenta de lo que significa?

En ese momento mi felicidad fue reemplazada por la preocupación, quién tomaba lugar también era la tristeza. 

—Se muy bien qué puede significar eso— tomó la palabra Calle, se la veía firme y segura de lo que estaba por decir —Pero yo no tengo miedo ¿sabes?, a lo único que le temo es a estar lejos de Poché, a no poder acompañarla y apoyarla como nos lo prometimos, así que ni tú ni nadie va a hacer que yo me vuelva a Houston— concluyó mi amorcito con su ceño fruncido.

—Iba a decir que tenía que llamar a agentes más útiles que esos idiotas que te perdieron de vista— expresó Andrea haciéndome reír —Pero es bueno saber que mi pequeña ya no está tan sola, así ya no se junta con la otra… ¿cómo es que se llama?— me cuestionó.

—Micaela— respondí bajo, ahora tendría que explicar quién era a Calle, quien miraba expectante.

—Bueno antes de que le expliques a Daniela quien es Micaela, necesito hablarles de algo importante— su semblante se tornó serio, contagiandome a mi y a Calle.

—Dinos— pedí con preocupación y temor.

Las tres nos sentamos en la isla de la cocina, Calle y yo estábamos una al lado de la otra mirando a Andrea que se había sentado frente a nosotras.

—Debo ser totalmente sincera con ustedes ¿ok?— preguntó y ambas asentimos —En nuestro plan nunca incluimos que era necesario que se vayan del país, pero cuando lo hiciste a Poché le pareció buena idea que Juan Carlos y Valentina también se vayan, y así lo hicieron… pero ahora que estás aquí Daniela, el riesgo es más alto que en Houston— su mirada estaba fija en Calle, quien escuchaba atentamente —Necesito que sepas que Poché está en alto riesgo, ella es la que trabaja en el campo, la que se enfrenta a este monstruo —Calle me apretó la mano fuerte por debajo de la mesa, la miré y tenía su expresión llena de preocupación —Por ello, quiero que ambas estén conscientes del riesgo que Daniela corre aquí, quiero que estén seguras de lo que están haciendo. 

Luego de escuchar a Andrea, solo quería que Calle volviera a irse, aún no habíamos resuelto el factor de que Julián sea aliado de Marcos y todo me estaba asustando demasiado.

 —Estuve varias horas de vuelo pensando en todo, y siempre estuve segura que era aquí donde debía estar, voy a acompañar a Poché y nadie va a poder hacerme cambiar de parecer.

—¿Estás segura?— pregunté.

—Si mi amor, y tú tampoco me vas a hacer cambiar de opinión así que ni lo intentes— dijo con su ceño fruncido, le di un leve beso en sus labios en forma de agradecimiento —Solo quiero pedirte algo Andrea.

SEMPITERNO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora