11. Clase de golf

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-Hola- dije encantada y enrolle mis brazos al rededor de su cuello y luego de darle un corto beso en sus labios lo abracé con todas mis fuerzas.

-¿Qué les parece si vamos a algún lugar especial para festejar?- dijo mi padre emocionado.

-¿Festejar qué?- pregunté confundida.

- Que estas saliendo con este chico maravilloso- al parecer Julián ya había estado haciendo su trabajo de encantar a cualquier persona con la que hablé.

-Parece que a ustedes ya los hipnotizo también- dije y pude sentir como Julián sonreía.

Luego de que me esperarán por unos minutos para que pudiera bañarme y prepararme para salir a un lugar especial, comenzamos nuestro camino a un Complejo, en el cuál había canchas de fútbol, tenis y golf, además de uno de los restaurantes favoritos de mi padre. Debo admitir que ese lugar era hermoso y me fascinaba ir allí, podía comer rico y además jugar un rato al golf, que hace mucho no lo hacía y ese deporte me conectaba muchísimo con mi papá.

-Debes saber que si no eres bueno en el golf Germán no te querra tanto- admitió mi madre en tono de broma.

-Entonces voy a hacer mi mayor esfuerzo- dijo Julián con la sonrisa que lo caracterizaba.

Luego de comer en el restaurante con vista al gran lago del complejo bajamos en dirección a la recepción para pedir los utensilios necesarios para poder jugar golf. Papá pidió una gran canasta de pelotas y seis palos, lo que me pareció extraño ya que eramos solo cuatro personas.

-¿Por qué pediste seis palos papá?- pregunté cuando comenzamos el camino al campo.

-La realidad es que no vinimos a festejar Dani- rió tras su confesión y yo lo acompañe en su risa- Encontré a un viejo amigo hace unos meses y desde ahí hemos quedamos en juntarnos aqui cada que tengamos un tiempo libre.

-¿Quién es ese viejo amigo?

-Él- dijo señalando a dos personas conocidas para mi.

- Mierda- susurre tan suave que ni mi padre a mi lado me escuchó.

-Juan Carlos- gritó mi padre con emoción, agarrando al hombre en un fuerte abrazo.

-Dani- habló el hombre sorprendió de verme- No puedo creer lo chiquito que es el mundo- se dirigió esta vez a Germán.

-¿Se conocen?- preguntó mi padre.

-Si- dijo tiernamente Juan Carlos antes de abrazarme, estaba nerviosa de que pudiera decir algo de más. Durante el abrazo con Juan Carlos mi mirada se poso en Poché, quién lucia nerviosa de verme allí junto con mi familia, yo también lo estaba, con Poché teníamos mucha historia, eso nadie nos lo podía negar, pero ahora las cosas estaban raras desde que le confesé que había alguien más, no la culpo por estar distante conmigo, nos habíamos prometido algo cuando me fui y yo no había cumplido, yo en sus zapatos, me estaría odiando mucho.

Mientras los demas se saludaban me acerqué a Poché, quien estaba más alejada de los demás. Vestía una camiseta blanca que decía New York en letras grises, acompañada por un jean vintage celeste más unos tenis, blancos al igual que la camiseta, estaba sencilla, pero su belleza resaltaba de entre todos los presentes.

-Hey- trate de ser lo más casual posible y no dejar en evidencia mis nervios.

-¿Qué tal?- preguntó ella sin ganas.

-Ush, cuantas ganas de hablar - bromee intentando romper el hielo que se había formado entre nosotras desde la noche en el antro pero pareció no funcionar, ella solo solto una risa que hasta pareció forzada- Estoy bien- respondí a su pregunta, no quería dejar de hablarle- Tú ¿qué tal?- intenté desesperadamente continuar nuestra superficial conversación.

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