Capítulo 4 - Encargarse de la basura

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A N Ó N I M O

Estoy cansado de tener a toda ésta maldita gente tan cerca ¡Joder! ¿No conocen el espacio personal? Me quedé durante unos minutos viendo como Presley bailaba, hoy ésta realmente hermosa y ese vestido rojo me hace difícil la tarea de mantenerme al margen.

Veo como las personas a mi alrededor fuman y beben sin control, ahora yo estoy por perder el control con lo que estoy viendo. Un imbécil se ésta acercando demasido y mi pulso se acelera. No puedo. No puedo acercarme.

De inmediato comencé a buscar a una persona que sabría que podría ayudarle, apresuré mi paso y encontré a la persona indicada.

-Hola Elliot- toqué su hombro -. Sé que eres amigo de Presley y tal vez tú puedas ayudarle en el problema en el que está.- dije y señalé al gran punto de personas que se había formado alrededor de Presley.

-¡Oh Dios mío! Gracias por decirme amigo.- me palmeó el hombro y se fue hacia la dirección que le indique.

Me encargaré del idiota luego, caminé un poco, tantas personas juntas me agobia. La música está excesivamente alta y para ser sincero odio las fiestas y es desorden que ocasionan, sí, soy muy meticuloso en ese aspecto, siento leve ansiedad ver las botellas en el suelo, desastres de comida en la cocina, la cerveza derramada en la alfombra, ver como la casa se convierte en un prostíbulo me sobrepasa pero, mi papel en el juego es éste. Un estudiante imbécil de dieciocho fiestero. Deplorable.

-¡Oye!- oí esa voz familiar -¿A caso nos sigues?- dijo sarcásticamente con un falsa expresión de susto.

-¿Cuánto tiempo tienen aquí?- dije cuando finalmente estaba cerca de mi.

-Como hora y media ¿Viste el espectáculo?

-No me lo menciones. Ese chico me va a servir para iniciar con mis planes.

Ví en sus ojos horror y me jaló hacia fuera de la casa.

-¿A dónde quieres ir?

Ella siguió tomándome del brazo y llevándome por la acera a lo más alejado posible.

-¿Me vas a matar?- reí.

-¿Qué le vas a hacer al chico? ¿Estás consciente que está ebrio?- dijo como si eso me causara algún tipo de remordimiento por mis acciones que aún ni las ejecutaba -No puedes ir matando a todo aquel que mire mal a Presley o se llegue a tropiezar con ella.

-Piénsalo. Pequeñas pistas. Pequeños indicios- dije y al parecer tiene el cerebro tan pequeño que no logra comprender a lo que me refiero -. ¿Aún no lo ves? Toda persona que se atreva de mal modo con ella sufrirá las consecuencias. ¿Ésto a qué me sirve? Todos comenzarán a tener miedo de estar cerca de ella, tal vez y hasta lleguen a pesar que pueda tener alguna maldición encima. Cuando ella lo note, va a querer alejarse de todos para protegerlos y así también asegurar su protección. Así forzaré que Presley entre a una burbuja. Una burbuja a la que yo mismo empujé. Ahí, amiga mía, yo obtengo lo que quiero.

-¿Qué hay de lo que yo quiero?

-¡Oh! No te preocupes. Ya sabes lo que te toca.

Me miró no muy convencida y le animé a que regresaramos a la fiesta. Me detuve en la puerta cuando ví a alguien vomitando en un arbusto.

-Ve y mantenme informado de todo.

-No estoy muy segura de ésto...- dijo mi nombre teñido en preocupación -Hablamos de liquidar personas.

-De eso me encargo yo.- dije terminando la conversación y obligándole a regresar a la fiesta.

Metí las manos a los bolsillos y caminé un poco alrededor, me acerqué poco a poco y llevé una mano a su espalda porque aún tenía la cabeza zambullida en el arbusto.

-¿Qué quieres viejo?- dijo arrastrando las palabras.

-¿Estás bien, Josh?

-¿De verdad lo preguntas? ¿Te parece que estoy bien? Estoy sangrando por la nariz del golpe que me acaban de dar, mientras estoy vomitando. Solo falta una diarrea.- dice y se deja caer en el césped -. Quiero irme de ésta mierda. Mi nariz no para de sangrar gracias a la hija de perra de Presley Woods.

Uno. No necesito la información innecesaria. Dos. Sigue hablando de esa forma, cada vez que lo hagas estás cavando tu propia tumba.

-¿Necesitas ayuda? Yo estoy por irme y veo que no estás en condiciones de estar solo por las calles o detrás de un volante.

-Por favor.- dijo y le ayudé a levantarse.

Un repulsivo olor llegó a mis fosas nasales, era una mezcla de diferentes alcoholes más los restos de vómito de su camisa. Ayudar a un ebrio a caminar es un trabajo laborioso, se tambaleaba a todas partes y sus piernas se convierten en gelatina.

Llegué a la camioneta, abrí la puerta y lo empujé al asiento, metí sus piernas en el interior y le coloqué el cinturón de seguridad. Dí la vuelta a la camioneta y me subí.

-¿Estás bien?- el chico negó -Si el sangrado continúa...- dije al encender el motor, abrí el compartimento que hay entre nuestros dos asientos. Saqué un paquete de pañuelos húmedos -Las tengo en caso de emergencia. Toma una e inclina la cabeza hacia atrás para ayudar a detener el sangrado.

Comencé a manejar y a dejar esa atrocidad de fiesta muy atrás. Ví como Josh abrió el paquete y sacó un pañuelo para hacer exactamente todo lo que le indique.

Minutos después, a mi lado tenía a un inconsciente Josh que se drogó así mismo. Bien. Todo sale como planeo.

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Nota de autora: (°)w(°) ¡Oh shielos! Lo prometido es deuda y ésto está comenzando a tornar obscuro. Pobre Josh, él no sabía que se metía en la boca del diablo.
Chicos, me ayudarían mucho si le dan mucho amor y mucho mimo a ésta historia 💕
Hasta la próxima actualización xoxo ;)

Cartas Del Anónimo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora