Capítulo 3

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Tardaron aproximadamente veinte minutos tratar de convencer al chico que no iban a lastimarlo, y a duras penas les dijo su nombre en un susurro que apenas y lograron escuchar; "Harry". Después de eso ya no quiso hablar más y se negaba a responder las preguntas que hacían los hermanos Tomlinson.

Y es que fue a causa del miedo que lo estaba consumiendo que no se dio cuenta que ninguno de los dos hermanos expulsaba un olor, no podía deducir si eran alfa u omega, no había un tatuaje en las clavículas descubiertas del chico de azulada mirada, no había marcas en sus brazos y cuello, la chica de cabello casi blanco no tenía la mirada triste, sus ojos no gritaban de miedo a que un alfa poderoso se le acercara y le hiciera daño, parecían personas... normales. Y luego lo recordó.

Esa máquina tragándose a esos dos omegas y desvaneciéndose en aquel destello de luz, escuchar un chillido, seguido de un apagón de 5 segundos y... nada. El siendo empujado a la fuerza por esos dos alfas, sus patas temblando y su corazón palpitando con mucha fuerza, y luego no recordaba que había pasado. ¿Funcionó?, ¿Regresaria a ese lugar?, ¿Volveria a ver a Liam?, ¿A su madre?, ¿Se quedaría aquí atrapado para siempre?

El sabia que no estaba en su mundo. ¿Acaso era posible?

¿Era libre? Tal vez, pero no se dejó ilusionar.

Tenia miedo, y es porque estaba en un mundo que no conocía en lo absoluto. Podía deducir que si aquel muchacho de azules ojos no lo hubiera encontrado hubiera muerto en un par de horas. Su cuerpo le dolía, su cabeza le estaba dando vueltas, y estaba temblando, pero no sabía si era por frío o porque tenía miedo; podría ser un poco de ambas.

Se encontraba sentado en el sofá del que había despertado, con una manta cubriendo sus hombros y una taza de chocolate humeante en sus manos. Podría reconocer el olor a madera quemada, el olor dulce del chocolate y la esencia del muchacho que se esparcía por toda la casa, al igual de la camiseta que llevaba puesta, raramente no le molestaba, picaba un poco en su nariz, pero se sentía bien, fresco y varonil. Y agradecía que la camiseta le cubriera el tatuaje en sus clavículas, así no se sentiría tan repugnante.

Dejo la taza a mitad a tomar sobre la mesa ratona frente suya, subio las piernas al sofá y las abrazo con fuerza, y se dejó pensar que pasaría ahora. Era un omega perdido en un mundo que no conocía, no podía simplemente estar por ahí deambulando, no tenía donde refugiarse ni de donde alimentarse, no conocía a nadie; era como mudarse a otro lugar donde no conocía absolutamente nada, la única diferencia es que no había alfas y omegas rodeandole.

El chico castaño de azulada mirada se sentó a un lado suyo. Se ocultó más en sus piernas.

–Se que tienes miedo, pero puedes confiar en nosotros.–su mano cayó sobre su hombro con delicadeza, brincó por el repentino toque.–pero si podrías hablarnos un poco de ti, talvez podríamos ayudarte a regresar con tus padres o...

–No...- Negó, sus ojos comenzaban a cristalizarse y una lágrima apareció rodando por su mejilla, su barbilla descanso sobre sus piernas, más lagrimas brotaban.–y-yo...– titubeó –no quiero regresar

–¿Porque no?

El no dijo nada, más un sollozo escapó de sus labios y ocultó su rostro entre sus piernas.

Los hermanos Tomlinson se miraron a los ojos, ambos con un semblante de preocupación. Louis deslizó su mano lejos del hombro de Harry y se puso de pie, ambos se dirigieron a la cocina, el castaño dejando escapar un suspiro.

-¿Y ahora que?-preguntó Lottie en un susurro.

-No lo se- su mirada cayó de nuevo en Harry, quien seguía abrazando sus piernas y ocultaba sus lagrimas.-¿Que deberíamos hacer?

Lost Omega |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora