Capítulo 6

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Sus ojos seguían viendo aquella laguna, no podía apartarlos, incluso si quería hacerlo. Mientras todos aquellos alfas y omegas corrían por toda la habitación entre el bullicio, el seguía encerrado en su mente, con sus manos temblorosas y su garganta seca. Sentía su pulso muy acelerado y como el aire le faltaba, y nadie parecía consciente de cómo estaba por darle un ataque de ansiedad a aquel alfa. Su labio comenzó a temblar y sin ser consciente sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

Uno de los tantos guardias alfas que se encontraban en la puerta con los ojos expectantes y calculadores observo a Liam, el como seguía estático en su lugar después de que una orden se haya vociferado por toda la habitación. Su entrecejo se frunció y a pasos largos avanzó hasta estar frente a él, su mirada detonaba superioridad.

-Payne, le dieron un orden y será mejor que obedezca si no quiere tener consecuencias.- ordenó con su voz profunda y mandatoria, pero a pesar de él deje de orden en su voz, no logró sacar a Liam de su parálisis, un gruñido comenzó a formarse en lo profundo de su garganta.-¿Me a escuchado?

La burbuja del alfa pareció explotar, sus ojos se alzaron, cruzándolos con los otros del alfa frente suyo, de un profundo negro, duros y sin expresar ningún sentimiento. Con su típico aroma a alfa dominante, asqueroso para su gusto, su espalda recta y postura firme. Odiaba a esos alfas, creyéndose superiores a los demás, peleando por un puesto del cual no sabía el porqué. No le importo lo que estaba diciendo, lo único que quería lograr era regular su respiración agitada en busca de aire y su pulso acerado.

Ignorando el olor del otro alfa giro en su eje y comenzó a caminar fuera de la habitación, hizo caso omiso a las repetidas órdenes y las miradas curiosas y desconcertadas de los demás, nada de eso le importaba ahora mismo.

Jugaba con sus dedos mientras caminaba por los largos pasillos, el bullicio lo estaba agobiando más y más, solo quería llegar a un lugar tranquilo, respirar profundamente, tal vez recostarse.

Mientras avanzaba por el pasillo y trataba de controlar su respiración, no se dio cuenta que una persona cruzaba por su camino, lo que causó que los papales que sostenía con las manos se cayeran al piso.

-¡Hey!, fíjate por donde caminas, ¿quieres?- espetó aquel alfa mientras recogía los papeles que habían caído al piso, sus gafas resbalando de su nariz.

Liam trató de pronunciar una disculpa, pero por más que intentaba no podía pronunciar ningún sonido y aquello lo estaba alterando, el no poder expresarse lo alteraba demasiado que sus ojos comenzaron a picar por la frustración.

-Wow oye,-pronunció el alfa mientras se ponía de pie y se acercaba a Liam con su mirada preocupada.-¿Estas bien?

Liam negó rotundamente.

-Mierda, estás pálido y tus manos tiemblan.-rápidamente guardo los papales que sostenía con sus manos en el maletín que colgaba de uno de sus hombros.-vamos, te llevaré a un lugar más tranquilo

Sin esperar respuesta, tomo a Liam de sus hombros y lo ayudo a caminar, sosteniéndole con fuerza para que no cayera. Sus pasos rápidos casi lo hacían tropezar, pero pudo seguirle a tiempo antes de estamparse contra el piso.

El morocho abrió una de las tantas puertas y reviso su interior antes de entrar y cerrar la puerta con su pie, y sentar a Liam en una silla.

Lo observo por unos segundos para darse cuenta que el color de su rostro regresaba casi a la normalidad, pero a pesar de eso, seguía viéndose algo pálido. Una mueca se formó en sus labios y buscó un recipiente en donde servir agua.

Termino sirviéndole agua del grifo en un matraz, quien lo bebió todo de un trago.

-¿Cómo te sientes?- preguntó el alfa, con sus lentes haciendo relucir sus ojos y la bata blanca arrugada.

Lost Omega |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora