Capitulo 5

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Bajó del auto lo más rápido que pudo, colgando la mochila en su hombro y corriendo en dirección a la entrada de la escuela, se aseguró de haber puesto el seguro y comenzó a correr.

Empujo a una cuantas personas en el recorrido, recibiendo quejas y miradas desaprobatorias, el solo murmuraba un 'lo siento' o un 'disculpa' y continuaba corriendo, tomando con fuerza las correas de su mochila.

Si pensó que tuvo suerte que no hubiera tanto tráfico, estaba totalmente equivocado. Después de haber dejado a Niall en su trabajo avanzó por las calles de Londres. Perdió la cuenta de cuantas veces golpeó su frente contra el volante por los incontables semáforos en rojo. Sus oídos estaban aturdidos por los pitidos de los autos, por lo que tuvo que subirle el volumen a la música para no escucharlos, aunque fue prácticamente imposible. Estaba a nada de lanzarse por la ventana y correr hacia su trabajo, pero descartó esa idea porque tendría que dejar su auto varado, y eso solo lo retrasaría más.

Sobrepaso los minutos de cortesía, por lo que trato de apurarse para no recibir una queja de la directora, solo si se daba cuenta, y no quería que lo hiciera.

Subió los pequeños escalones y empujó la puerta con su hombro, la chica de recepción, Stacy, no levantó la mirada de las teclas de la computadora, solo suspiró y acomodó sus lentes sobre su nariz.

–Tarde, Tomlinson.– pronunció sin más, su voz sonaba cansada y fastidiada. Stacy a primera vista parecía ser una chica seria y desagradable, pero cuando tratabas con ella podías darte cuenta que era una maravillosa chica.

Louis rodó sus ojos y se acercó a una grande libreta para anotar su nombre, poner la hora y firmar. No le quedó de otra que resignarse y anotar la hora en la que llegó, tal vez le traiga consecuencias, pero no podría hacer otra cosa.

–Miss Isabella cuida de tus niños.– Stacy no levanto la mirada de la pantalla para informarle a Louis sobre el cuidado de su grupo, ella siempre tenía un papel para cada cosa, pero cuando estaba en su trabajo, nada la hacía quitar esa faceta seria con sus compañeros de trabajo, o aquella sonrisa con los padres de los niños.

Louis murmuró un 'gracias' y avanzó hasta su salón, observó por la pequeña  ventanilla y pudo ver a cada uno de sus niños sentados en sus respectivas sillas, con crayones por toda la mesa, manitas curiosas e imaginación brillante. Diferentes colores adornaban sus dibujos, desde casitas con su familia, hasta paisajes jamás vistos. El corazón de Louis estaba enternecido, sus niños siempre han sido su mayor orgullo, después de su madre y sus hermanas, claro. Pero ver sus sonrisitas y sus melodiosas voces cada que atravesaba la puerta y la clase comenzaba, simplemente no podía dejar de sonreír. Amaba con locura su trabajo.

Miss Isabella estaba sentada en el escritorio, revisando unos papeles en sus manos y dando unas miraditas a los niños sentados en sus sillas.

Louis arreglo su cabello y entró al salón, todas las cabecitas giraron en dirección a la puerta, los niños sonrieron y gritaron a la vez.

–¡Teacher Louis!

Louis sonrió por eso e hizo una seña para que guardaran silencio, presionando su dedo sobre sus labios, los niños rieron bajito y continuaron dibujado. Utilizando sus pequeñas manitas para saludar y su profesor.

Isabella le sonrió mientras se acercaba con el montoncito de hojas abrazadas a su pecho, las gafas sobre su nariz y su cabello negro suelto a un lado de sus hombros. Le sonreía mientras mordía ligeramente su labio inferior. Tenia la ligera sospecha de que gustaba de ella, ya que siempre se ofrecía para ayudarlo y buscaba una excusa cada que podía pasar el tiempo con el. Siempre tenía que responder con una pequeña mueca y que tenía planes, Isabella solo hacia un puchero y proponía salir otro día, aunque siempre se negaba.

Lost Omega |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora