XV

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Soo dejó su cabeza apoyada en el mesón. Una creciente ola de preocupación llegó a mí, pero no era de ella, era mía.

¿Plano espiritual? Debe de estar de joda. Eso... No debería ser posible... ¿O sí?

No sentí a Soo salir de la cama hace unos minutos, pero mi sueño se vio perturbado cuando una visión de lo que Soo veía me despertó, para luego escuchar sus pensamientos claramente y sentir su pánico. Nada de ello planeado. Todo llegó de golpe, lo cual debe haberla asustado o impactado mucho.

Ya yo aprendí a dividir mi mente de la suya y saber cuándo usar y como nuestro vínculo. Ella, por otro lado, tiene su mente en otros problemas. Por lo tanto no lo maneja tan bien como yo.

La miré y no pude evitar que una punzada de tristeza viajara directo a mi pecho.

Se ve más calmada que esta última semana, pero también asustada. No todos los días ves un plano diferente al físico.

Suspiré profundo y pedí paciencia a lo más alto. Le rogué a la luna, el Buda, la hamburguesa, a Dios, al Olimpo. Necesitamos toda la ayuda posible.

Me senté en medio de tío Hobi y tío Nam. Quedó con un puesto en medio de nosotros, ocupado por tío Nam, pero seguía en su campo de vista. Le sonreí inseguro y me fijé en los mayores.

Tío Jin seguía cocinando en un estado robótico y automatizado. Tío Tae daba miradas furtivas a su hija. Tío Hobi tenía una mueca de resignación y cansancio mientras seguía bebiendo su café. Y tío Nam tenía la mirada perdida en unos papeles, documentos de la empresa, lleva rato en una misma página.

La cocina estaba sumida en un silencio muy pesado y espeso. Además de una tensión ahogante. Aclaré mi garganta y todos me miraron discretamente.

Amm y... Pues... — Hablé nervioso, intentando vagamente de romper el incómodo y tenso silencio que se había generado — ¿Cómo amanecen? — Puse mi mejor sonrisa y tío Tae suspiró, relajándose, y me devolvió la sonrisa.

Bien, Hyunnie, tan bien como se puede estar... En estos días...

Se podría decir así, o simplemente podríamos ser sinceros y decir que amanecimos del asco... — Tío Hobi bufó — Aún así, gracias por preguntar.

Hoseok no tiene pelos en la lengua — Tío Jin le observó al omega malhumorado — Tampoco es que se aleje de la realidad. No pude dormir nada.

Yo tampoco, y no logro pasar de esta estúpida página de este endiablado documento — Tío Nam soltó el documento para restregar su cara con sus manos en frustración — ¿Y tú, Hyun?

Pues yo bien, dormí poco, pero amanecí bien.

Soo, no ha estado durmiendo mucho. Por consecuencia, yo tampoco. Hoy me mantuve despierto hasta media noche hasta que estuve seguro de que ella estuviera totalmente dormida. Al menos, anoche, pudo dormir más que las pasadas noches.

Eso es bueno. Debes descansar — Tío Hobi dejó su mueca y me sonrió ladeadamente para acomodar un poco mi cabello alborotado. En eso Soo dejó escapar un suspiro muy sonoro y muy largo — Nos vas a dejar sin oxígeno, Soori.

Esta lo miró con aires miserables y ojos de cachorro.

Debes tratar de relajarte Soo, mamá sabrá qué hacer — Soo se enderezó en su asiento y abrió su boca como si fuera a decir algo para luego cerrarla desviando la mirada y mordiendo su labio.

Soo... — Tío Jin se le acercó con un plato que tenía dos panquecas y un vaso de yogurt, lo puso frente a ella y la miró — Si estás molesta, que sé que lo estás, puedes decirlo, puedes gritarlo y puedes cargarlo contra nosotros. Somos bien grandes para manejarlo y tomar responsabilidad por nuestras decisiones. No tienes que guardar silencio por miedo a herirnos. Guardar eso solo hará que guardes rencor. Así que no te cohíbas de expresar lo que piensas. Si nos odias, solo dilo.

Si la vida te da limones, haz limonadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora