V

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Las pinturas parecían servir bastante. No sólo para que West conociera mejor a Will, sino también para que Will comenzara a recuperar la cordura poco a poco.

Bastó con un par de días para que Will comenzara a contestar las preguntas que West le hacía sin sentir la necesidad de voltear al suelo constantemente.

"Va mejorando poco a poco," le comentó West a su compañero antiguo de universidad.

El agente asintió y bebió un poco de su café. "Me alegro por él. Pero... sabes que necesitamos saber más que simplemente 'va mejorando'."

"Lo sé, lo sé. Tienes que darme tiempo. He podido descubrir un par de cosas, pero tampoco puedo sacarle toda la información como si fuera una persona normal."

"¿Qué no lo es?" preguntó el agente.

"No, no lo es. Pero tampoco es anormal."

"¿Entonces?"

"Es complicado."

El agente se veía molesto. "Sabes que necesito hechos, no palabras. Necesitamos saber si el chico está loco para comenzar el proceso del arresto. ¡El juez nos está apresurando!" Bebió un poco de su café de nuevo y dejó la taza a un lado. "Necesito que me digas todo, repito, TODO lo que hayas descubierto sobre el chico."

West suspiró y sacó unos archivos de una gran carpeta. En la portada se leía Caso Solace junto a una fotografía de Will. Físicamente, el chico había cambiado un poco, aunque West no estaba seguro de que alguien más lo pudiera notar.

La falta de alegría seguía ahí, pero había algo que el Will de la foto no tenía a comparación del que estaba en el presente. Esperanza.

West conocía bien esa fase. Era algo que veía mucho en sus pacientes. Los que estaban más destrozados por dentro y recurrían a él solían cambiar así en tan solo un par de días. Con Will le había tomado más que un par de días, pero ahí estaba. Había logrado abrir un puente entre él y el chico que, con el cuidado necesario, podría atravesar y descubrir a fondo lo que había del otro lado.

West observó sus papeles, luego a su viejo amigo. De nuevo, los papeles.

"Oops, este es otro caso," dijo West mientras volvía a meter los papeles a la carpeta. Rebuscó dentro, intentando encontrar una carpeta que ya había encontrado antes, y luego hizo expresión de decepción. "Que extraño..."

"¿Qué pasa?" preguntó el agente intentando observar lo que West hacía.

"Juraría que dejé aquí los papeles..." siguió buscando por unos momentos y luego paró y suspiró. "Bueno, al parecer los papeles los olvidé en mi oficina."

"¿Estás seguro? Tal vez los pasaste por alto..."

"Estoy viejo, no ciego," le respondió West cerrando la carpeta. "Tendremos que esperar hasta mañana, si es que quieres."

El agente se vio bastante decepcionado, pero no tuvo otro remedio. "Que así sea, entonces."

"Nos vemos mañana," West se levantó y se despidió del agente. "Puedes llamar a mi asistente y planear un horario. Mañana comienzo un nuevo caso y aún no tengo una hora exacta."

West vio al agente asentir y luego salió de la habitación sin más que decir.

Will entendía el peligro de contar todo lo que sentía. Junto con los sentimientos vienen los recuerdos. Recuerdos que ningún mortal debía saber, a menos, claro, que fueran como Rachel Elizabeth Dare. Eso fue lo único que le permitió a Will contar toda la verdad. No le importaba si los demás pensaban que estaba loco. Su vida ya no valía la pena. Ya no le importaba si los mortales llegaban a saber la verdad después de lo que él había hecho. Después de todo, la vida no había sido justa con él. ¿Por qué debería ser él justo con los demás?

Solangelo - Amo mi PesadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora