Solangelo - Amo mi Pesadilla

Epílogo

West había estado desesperado. Ya no había clientes en su oficina. Ya no confiaban en él. La misteriosa desaparición del sospechoso Will Solace lo había dejado en la ruina. Su única esperanza era dejar que el tiempo pasara y que el olvido volviera a llevar clientes a su despacho. Incluso los clientes que ya tenía en ese momento lo dejaron. Tan mala racha se ganó que su nombre quedaría marcado para siempre. Creía que nunca volvería a ver un cliente más frente a él.

Bueno, eso hasta que recibió la llamada. Una simple llamada de un señor que decidió llevar a su nieto a West para ver si él podía ayudarlo. Una simple llamada que le devolvió la esperanza.

"Bienvenidos, pasen ambos." West se había quedado sin asistente. Ahora recibía a todos él mismo. Todos, refiriéndose a las dos personas que acababan de entrar por su puerta.

El mayor llevaba un traje elegante y una linda corbata. Tenía el cabello y la barba canosa, pero no se veía tan viejo. El menor tenía cabello corto y negro, y llevaba igual un traje.

"Tomen asiento, por favor." West se sentó en su habitual lugar y ellos se sentaron en el sofá frente a él. "Bien, Usted..."

"Robert," contestó el mayor.

"Robert," repitió West. "Usted me dijo que era algo importante, ¿Me equivoco?"

"Para nada," contestó Robert.

"Bien, entonces díganme el problema."

"Verá, doctor, mi nieto aquí perdió la memoria hace unos años."

"¿Perdida de memoria?" repitió West.

"Así es. Lo hemos llevado a varios otros lugares, pero eso no ha ayudado. Queríamos recurrir a un profesional. Investigué sobre usted y concluí que sería una buena idea venir aquí."

"Buena decisión," le dijo West. Se dirigió al chico después. "Y te prometo que haré todo lo que esté en mi poder para ayudarte... ¿Cómo dijiste que te llamabas?"

"Eso es lo único que recuerdo bien," dijo el chico. Sus ojos negros brillando ante la posibilidad de poder ser rescatado de su amnesia.

"Dile tu nombre," lo apresuró Robert.

"Ya voy, Bob."

"No hay prisa," les dijo West. "Iremos a tu propio paso."

"Me llamo Nico," respondió el chico. "Nico Di Angelo."