CAPITULO 11

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En el ascensor recibo un mensaje de Mia... puede ser tan pesada a veces... cree que voy a olvidar asistir a mi propia fiesta de cumpleaños. Tonta. Cierro los ojos y el ascensor parece ir más lento

"Sopla las velas cariño... sí mi amor, ya tienes tres años hijo"

¿Qué mierda fue eso? En mi nariz hay un olor extraño ¿pastel de chocolate? ¿Cuántos condenados pisos faltan? Paso mi mano por mi pelo y sacudo la cabeza. Cuando llego escucho la voz de mi dulce Ana

"Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas, amor mío, que los cumplas feliz"

La veo acercarse a mí con ¿un pastel? Con un número 27 encendido y sonrío como un tonto

-Ahora pide tres deseos y no lo digas en voz alta... y apaga las velas mi amor- pienso tres deseos, los que más quiero en el mundo y soplo. Ella pega un gritito cuando las velas se apagan y deja el pastel sobre la mesa y me abraza y me besa...

-Oh nena, como te extrañe- le digo mientras la tomo de su cintura

-Y yo a ti... eres tan lindo

-¿Lo hiciste tú o lo compraste?

-Estoy sumamente ofendida- me rio con ganas

-¿Dónde estabas?

-Negocios

-Aburrido

-Supongo... quiero pastel

-Pues es tu pastel por lo tanto- me dice mientras me pasa un cuchillo y yo corto una porción

-La primera para ti nena

-Gracias mi amor- me besa y sabe rico... sabe a Ana. Corto dos trozos más y llamo  a Gail y a Taylor

-Ya que la Srita Steele cocino no quiero ser el único que muera intoxicado- Gail y Taylor ríen mientras Ana pone cara de enojada y yo tengo la actitud más infantil que he tenido en toda mi vida... abro la boca y entierro la cara en el pastel y muerdo. Ana tiene un ataque de risa y yo me rio con ella mientras trato de quitarme la cubierta del pastel de la cara. Ella toma su celular y me hace varias fotos mientras Taylor y Gail desaparecen y yo me tiro encima de ella y la lleno de pastel

-No... no hagas eso- me dice muerta de risa

-Te amo Ana- ella me sostiene la mirada y me sonríe

-Yo te amo más- sus manos están en mi cuello. Y sin saber porque diablos las lágrimas caen de mis ojos

-Amor... no ¿Qué ocurre?- tengo tanto miedo que no puedo hablar... trago el nudo que se ha formado en mi garganta

-Christian no me asustes

-Quiero que digas que si Ana, quiero que digas que vas a casarte conmigo- me siento y ella apoya su cabeza en mi hombro

-Amor... es que nos conocemos tan poco... somos prácticamente dos extraños

-No lo somos, tú me conoces mejor que nadie

-Sabes que eso no es cierto...

-Ana- yo no sé cómo hacer esto sin que los nervios me ganen, pero si ella necesita esto para quedarse, si ella necesita esto para decir que será mi esposa entonces... me trago el miedo. Me quito la camisa y la musculosa. Tengo todo el pecho tenso...

-Christian...

-Estas cicatrices son las culpables de mis pesadillas. Son marcas que él me dejaba cuando estaba borracho, o drogado, o por simple maldad. Prendía un cigarrillo  y cuando estaba a punto de terminarlo, lo apagaba en mi piel- Ana rompe en llanto y yo lo hago también

Christian Grey, 50 sombras y luces parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora