ーArrurú mi niño, arrurú mi amor, duérmete pedazo de mi corazón, este niño lindo que no quiere dormir, quiere que lo lleve a ver el jardín, duérmete mi niño, duérmete mi amor, duérmete pedazo de mi corazón ー
Con voz suave Uraraka se paseaba lentamente por el pasillo de los dormitorios mientras le cantaba al pequeño Bakugō que con fuerza sostenía su ropa, se notaba cansado, pero también se notaba que luchaba contra el sueño.
Aunque ella también estaba cansada su objetivo era hacer dormir a ese pequeño demonio que ahora la miraba con dulzura al succionar su pulgar.
Vale, no, no puede enojarse con él.
ーCaballito blanco... ー
Comenzó a tararear lentamente mientras lo mecía de un lado al otro, sonrió sin querer cuando los ojos de Bakugō comenzaron a cerrarse, porque pronto se le cayó ligeramente la cabeza para entrar a sueño profundo.
Le besó la cabeza antes de apoyarlo mejor contra su hombro para poder volver a su habitación y hacerlo dormir en su cama, aunque Aizawa la había autorizado a usar la habitación de Bakugō simplemente no se sentía cómoda así que lo tenía en la suya, con su ropita /cortesía de Momo/ y sus juguetes, esos que ahora casi ocupaban toda una sección de la habitación.
Aunque muchos decían que Bakugō era difícil de tratar de notaba que lo querían, porque cada día aumentaba más la colección de en su habitación gracias a sus compañeros.
Sonrió al acostarlo junto al oso que le regaló Kirishima para luego acostarse junto a él, debía descansar, ese pequeño diablito despertaba temprano pudiendo comida así que lo mejor era estar preparada para un nuevo día de cuidados.