ーShawa-sensēー
Aizawa despegó la mirada de su laptop para llevarla a su costado. Había decidido prestarle una laptop más vieja que tenía para que jugara juegos infantiles pero sinceramente al tenerlo tan tranquilo se le había olvidado por un rato su existencia.
ー¿Qué sucede? ー
Preguntó Aizawa al retirarse los lentes, sentía los ojos secos y ya estaba cansado, pero aún le quedaba mucho en qué trabajar.
Bakugō pareció dudar en hablar, por algún motivo sentía que le causaba miedo por lo que le sonrió. Gran error, los ojos del niño se pusieron más llorosos.
Suspiró y lo cargó en brazos, a la misma altura de su rostro.
ー¿Todo bien? ー
Volvió a preguntar, incluso le dio una mirada a la laptop para ver si se había atascado en algo pero no.
Bakugō se tocó el estómago.
ーKachuki pipí... ー
Por supuesto que eso sería. ya que aunque iba solo al baño, necesitaba a alguien que le ayudara a subirse al banquito que tuvo que comprarle para que usara el escusado.
Se levantó con él en brazos sin problemas para llevarle al baño, como había dicho solo necesitó acomodarlo en el banquito y luego salió del baño para dejarlo solo.
Le seguía asombrando lo débil y desprotegido que era el pequeño, por lo difícil que se le estaba haciendo el educarlo cuando grande creyó que en su infancia le habían dado todo a manos abiertas y le habían enseñado tonterías de que era el mejor del mundo, como muchas otras familias de héroes lo hacían, pero no era así, había entendido por los informes que recibió que era un niño básicamente abusado con un poder que por un lado le enseñaban que era su destino ser un héroe, y por otro, que su poder era tan fuerte que le decían que lo ocultara, que no tenía el talento para dominarlo, que era un peligro y su responsabilidad era no causar problemas a los demás.
Pobre niño.
Pero era igual que cualquier otro.
Sintió un tirón en su pantalón indicándole que necesitaba ayuda para lavarse las manos, así que lo tomó de la cintura para llevarlo al lavamanos. Al pasar nuevamente por el living pudo ver la hora en el reloj de pared que le había regalado Mic, era hora de llevarlo a dormir, y esperaba que esta vez, los recuerdos del presente le dejen dormir.