El Encuentro.

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     Después que mi manada fuera atacada, me escape con mis dos hermanitas pequeñas y mis mejores amigas.

     Decidimos que lo mejor sería escondernos en el bosque, y evitar que cualquier otra manada nos secuestre.

     Por cierto, mi nombre es Chloé, soy rubia platino y ojos verdes tengo 22 años. Y soy una licántropo, mis amigas Rebeca y Amanda también lo son.

     Vivíamos en una cueva en lo más profundo del bosque, junto a un riachuelo así podíamos tener todo lo que necesitábamos, entre las chicas y yo nos íbamos de caza, aunque no nos alejábamos mucho para no dejar a las pequeñas solas.

     Por las noches hacíamos guardia por si escuchamos algún lobo cerca poder huir, era una vida horrible, pero al menos no teníamos las unas a las otras, y lo más importante no tendríamos que darle cachorro a algún hijo de puta que nos obligase a dormir con él.

      Os preguntareis el porqué de la escasez de lobas, muy sencillo.

     Cuenta la leyenda, que la diosa luna se enfadó al ver que sus lobos cada vez rechazaban más a sus compañeras, al igual que las mujeres lobas, así que decidió castigar a los lobos dejando que cada vez nacieran menos mujeres. Y viendo que cada vez había más escasez de hembras las pocas que había eran robadas y las trataban como fábricas de crías las que eran menos afortunadas, y las que podían encontrar a sus compañeros las trataban como el mayor tesoro que podían tener.

     Pero eso paso hace mucho tiempo, y ahora las manadas están en querrás constante por conseguir hembras.

     ¡Rebeca! Escucho gritar a Amanda desesperada, corro para saber que pasa y la encuentro rodeara de 4 lobos gigantes. A lo que nos transformamos, pero por mi cabeza pasan imágenes de mis hermanas pequeñas, el terror se adueña de mi tan solo en pensar que serían de ellas si a nosotras nos pasa algo.

—Vaya, vaya lo que hemos encontrado. Dijo uno de los lobos.

     Ay supe que ese sería el alpha, tenía muchas cicatrices sabía que serían de batallas anteriores.

—¿Qué queréis lobos? Pregunte mientras ocultaba mi miedo.

—A vosotras, mis pequeñas lobitas. Manifestó otros de los lobos con humor.

—Marchaos malditos lobos. Grito Amanda

—Jajajajajajajajaja, tiene coraje esta loba. Menciono el lobo que estaba más retirado

     No nos habíamos dado cuenta de su presencia, lo más seguro era que sabían ocultar su olor, eso solo lo podían hacer los lobos más fuertes.

     Mientras daba vuelta a nuestro alrededor escuchamos al alpha decir —Sabemos que ocultáis a dos cachorras.

—No le hagáis daño por favor. Susurre con temor

     De repente llego otro Hombre con las niñas, ellas lloraban por el miedo, en ese momento sabía que tenía que hacer lo que ellos querían por el bien de las niñas, no quería que vieran una pelea que seguro que íbamos a perder.

— Mirad Zoe y Noa, hemos encontrado una buena manada, ellos nos van a cuidar y no tendremos que volver a vivir en esa cueva. Dije mientras sonreía, aunque por dentro quería llorar de impotencia.

—Si mami, y vamos a comer tootolate. Sonriendo las dos a la vez. Las pobres no sabían pronunciar bien la C y aunque era su hermana desde vieron morir a nuestra madre empezaron a llamarme mami.

     El alpha se les acerco. —Si cariño, os daremos chocolate, muñecas y vestidos de princesas, pero solo si mami os deja.

—¡Maldito cabrón! Esta sobornando a las niñas para que se acerque a él. Pensé

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