Long Horse

I

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Lo único que se hace presente en el ambiente es el frío.

Poco a poco mi mente va recobrando sus sentidos.

Se oye de a poco el salpicar de la caída de la lluvia que azota fuera de la casa. La sensación de la manta que cubre mi cuerpo aparece y me obliga a dar un estirón. Mis ojos se van abriendo de a poco captando solo color negro, manchas negras, y pequeños relieves menos oscuros que otros, ésto, debido a la habitación carente de luz.

Desperté.

Dejo mi mente reposar aún más por unos cuantos segundos, medio minuto ¿Quizás?

Intento dar la orden a mi cuerpo de levantarse de la cama, pero aún hago falta de fuerza para ello. Llevo mis manos hacia mi cara para estrujar mis ojos con ambos índices. Vuelvo a dar un largo bostezo. Efectivamente, logro animarme un poco más. Gracias a ello logro sentarme en la cama.

La verdad, esto sí es muy extraño, tengo la sensación de algo de pesadez en el ambiente, y por lo general soy alguien que no logra entrar en un estatus de flojera, soy una chica demasiado animada para ello, pero hoy parece que mi ser ha querido hacer una excepción.

-Vaya noche...- digo mientras introduzco mis pies en unas pantuflas y me levanto para salir de la habitación. Hago una pequeña mueca entonando duda -¿Soñé con algo?-

Tenía la extraña sensación de que sí, juraba haberlo hecho, pero todo el recuerdo sobre mi profunda y larga siesta solo era negro, sin nada más. Decido ignorarlo.

Llega hasta mi puerta desde mi cama con tan solo tres largas zancadas. Intento llevar mi mano hacia la manilla de la puerta para abrirla, pero tras unos centímetros de tocarla mi mano se detiene y comienzo a temblar. No siento miedo, estoy confundida. Dudo unos segundos y vuelvo mi mano hacia la manilla, esta vez con éxito, ya salgo de mi habitación.

Aún extrañada comienzo a caminar a paso lento en dirección al baño principal de la casa.

¿Qué acaba de pasar?

¿Por qué temblaba?

¿Por qué el ambiente está tan pesado?

¿Será por las fuertes lluvias?

La verdad, sí siento algo de terror, no miedo, sino terror y más que todo preocupación. Este lugar nunca se ha visto marcado por nada así, nunca ha pasado nada que llame la atención de cosas... ¿paranormales? o esas cosas...

Seguramente es solo mi imaginación. Sí, solo estoy deliran...

Pego un brinco hacia atrás en un susto y miro fijamente al frente.

Tras unos segundos de recapacitar en lo pasó y darme cuenta de lo que se trataba, me vuelvo en mí y normalizo mi postura.

Un fuerte sonido había invadido la casa de golpe, era un cristal contra el suelo.

-Maldición- digo lentamente expresando la pereza que me provocaba hacerlo-, ahora tengo que limpiar eso.

Hecho un vistazo por la esquina del marco de la puerta hacia la cocina. Fue el envase de la canela...

Con eso ya en mente vuelvo a mi propósito, ir al baño. Aunque el propósito esta vez era doble, allí también se encontraba la escoba.

Ya en el baño abro el grifo del lavabo para llevarme algo de agua a la cara y limpiarme un poco. Tomo mi cepillo dental, el dentrífico, y comienzo con lo que es deber. Mientras miro hacia el espejo y mi mente despejo.

Nada del otro mundo.

Salgo del baño y nuevamente me dirijo a la cocina para esta vez revisar la nevera... ¿nuevamente?

La abro y revisando detalladamente cada espacio posible me percato de una cosa. Toca prepararme el desayuno.

Cierro la puerta del electrodoméstico. al instante siento mi nariz irritarse ¿cómo no me di cuenta de ese olor? al parecer la casa entera tenía un fuerte olor a canela, más que todo la cocina.

¿Por qué?

No había nada esparciera ese olor, la cocina estaba limpia, y en el gabinete, está el envase de canela en perfecto estado ¿por qué huele a canela?

Decido restarle la importancia a eso y busco algo para contrarrestar mi irritación nasal.

La pesadez vuelve y me doy cuenta de que olvidé cerrar el gabinete, aunque, algo roba por completo mi atención. No puedo soltar mi mirada hacia el envase de la canela.

Ahora sí siento miedo y no reconozco porqué. Siento presencias, observándome y analizándome. Me congela el terror y puedo sentir como la gota fría de sudor recorre mi sien. No sé qué hacer, pero realmente no quiero hacer nada. No quiero moverme de aquí, siento que encontraré algo horrible apenas dar un solo paso, siento algo proviniente de la canela, pero temo averiguarlo.

Logro cerrar los ojos con fuerza y tras unos tres segundos siento que ya todo está normal.

Lo logré.

Efectivamente, todo ya parece normal. Cierro el gabinete. Y comienzo a caminar hacia mi habitación, extrañamente con mi ser somnoliento, nuevamente, deseo dormir.

Abro la puerta y de una vez por todas dejo mi cuerpo caer en la cama tras unas zancadas casi como si me pusiera a correr. Ignorando todo, ahora solo quería dormir, incluso a mi recién despertado pero vacío estómago. Pero, aún había algo raro, de ninguna forma lograba dormir mi mente otra vez, no podía siquiera mantener mis ojos cerrados.

¿Desperté?

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