VII

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...

Atónita ante mi alrededor no podía mover mi vista perdida de enfrente, enfocando solo un punto aleatorio con el propósito de ignorar toda la realidad a mí alrededor y dejar mi mente volar, hacía boca muda cuando alguien me intentaba hablar y oídos sordos antes las palabras del predicador.

Me encontraba en un funeral.

Mi corazón dolía como si no pudiese más.

Las palabras que el hombre de la iglesia dirijía eran hacia mi madre, quien acababa de fallecer.

Fue algo sorprendente y cuanto más doloroso, la noticia me había impactado, entraba al hospital y tres doctores me detuvieron en el pasillo para notificarme lo sucedido. Y solo pude caerme a llorar. A pesar del avance contra la enfermedad, repentinamente había empeorado de forma rápida, hicieron lo que pudieron pero se necesitaba más.

El lugar estaba lleno de los amigos de mi madre, quizás no eran muchos tampoco, pero sí estaban ahí, eran casi como una familia algo lejana. Todos también estaban dolidos viendo el ataúd.

Mi corazón estaba acelerado y mis mejillas húmedas por las lágrimas. Tiempo después de las palabras que dió cada uno y finalmente yo culminó el funeral. Algunas personas alrededor intentaban darme un consuelo, aunque poco se lograba, me sentía horrible pero me mostraba algo calmada.

Todos se iban, yo caminaba lentamente donde estaba Tobías con el auto de su padre, él y Amy, una chica que hace unos días se había convertido en novia del moreno, decidieron ayudarme, así que primeramente me llevaban de vuelta a mí casa.

Noté que el chico tomaba un camino más largo a propósito, en el trayecto ambos intentaban animarme, no mentiré, sí lo lograban, me ofrecieron un helado que duramente acepté ya que no me sentía hambrienta, y finalmente llegamos a mí casa.

La ahora pareja de mi amigo me resultó muy agradable, a pesar de tener que tratar con ella en mala situación.

Los tres caminábamos para adentrarnos en la casa, los invité a ambos, no tenía problema con eso y sí era muy buena su ayuda, por lo que me pareció una buena idea.

Habían cosas que debía acomodar por el reciente acontecimiento, sin embargo decidí ignorarlo por un rato, pasé la mayor parte del tiempo sentada en el sillón con mi cabeza baja hacia atrás mirando al techo.

Tobías logró traer su consola de videojuegos y junto a la chica jugamos por al menos dos horas.

Arelis, quien era la novia de Tobías, era una chica de baja estatura con una actitud animada, activa y enérgica, un cabello liso y negro como bebida de Coca-Cola. Aunque no pensaba mucho en ello por obvias razones, me pareció a primera instancia que era una buena chica, en especial para Tobías.

Los tres hicimos un esfuerzo por hacer una buena cena, habíamos perdido el tiempo en otras cosas y sin darnos cuenta la noche ya había caído.

Luego de cenar ellos decidieron irse, los despedí y ellos igual a mí, me desearon suerte y unas buenas noches. La verdad adoraría tener un buen sueño también.

Cerré la puerta principal y planté mi vista en el suelo, solté un suspiro y tras unos segundos, me volví a sentar en el sillón. Necesitaba algo de soledad a decir verdad, ahora tenía muchas cosas que pensar, agradezco todo lo que Tobías y Arelis se habían dedicado a hacer para mí hoy, pero como cualquier otra persona -o al menos eso creo- sigo triste.

Durante todo el transcurso del día me sentí divagante, realmente no sabía que quería con exactitud, pero solo dormir era algo que estaba seguridad que me gustaría, algunas veces me tocaban a la puerta de la casa algunos otros amigos de mi madre o un vecino para otorgar un pésame y consuelo, en algunos casos me dejaban algo también, algunos me llegaron a contar historias graciosas que vivieron junto a la presencia de mi madre.

La hora marcaba las 9:33, encendí la televisión por un rato y comencé a ver las noticias, miré alrededor del electrodoméstico y pude notar que estaba la consola de videojuegos del moreno, al parecer olvidó llevársela, obviamente yo igual, pero no me preocupé por eso, le avisaría al siguiente día, sé que él no tendrá problema con eso, parece que confía lo suficiente en mí. Sin más por hacer -y sin ganas de que hubiera, la verdad- me levanté de mi lugar y fui escaleras arriba, directamente a mi habitación. Necesitaba esta vez una buena noche de sueño, sí fuese por mí, dormiría durante más de medio día, pero sé que despertaré a temprana hora, cómo es costumbre.

Me dí un rápido baño y minutos después ya estaba en mi cama con un pijama adornados con pequeñas figuras de piñas.

Caí rendida en poco tiempo y sabía que mi sueño sería muy profundo, me sentía cansada. Lo último que pude tener en mente fue que aún tengo cosas que hacer para el próximo día.

Long HorseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora