ÉBRIA
Repetí mil y unas veces mis herrores,
Recaí entre tus brazos atroces,
Te esperé a ti, a tus carícias y rozes.
Sentí mi alma despedazada,
Como la sangre helada me quemaba y quemaba.
Sentí lágrimas secas en los ojos,
Agua y más agua.
El dolor escocía en mis heridas envenenadas,
Colores rojos y más espadas.
Mis uñas cabavan pozos en mis palmas,
Dolores y más desgracias.
Mis pies caminavan ébrios sobre el asfalto,
Caídas mas ninguna de ellas vencidas.