TRES

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Salimos a la calle, y comenzamos a caminar hacia un almacén que estaba a solo un par de cuadras de mi departamento. Ibamos en silencio, pero a los pocos minutos comencé a escuchar como el gruñía. ¿Qué le sucedia?

-¿Por qué gruñes como un perro? – Murmure, intentando ver lo que lo alteraba.

- Detesto como te miran – Me contesto susurrando en el mismo tono que el mio - ¿Acaso tu no lo notas?

- No. ¿Por qué tendría que fijarme?

- Porque si pudieras saber lo que piensan, estarías igual o mas aborrecida que yo.

- ¿Puedes leer mentes? – Pregunte sorprendida.

- No, pero puedo ver a través de sus ojos. Sus intenciones – Tomo mi mano, sorprendiéndome aun mas, y la apretó con algo de fuerza – Soy experto en la lujuria y la lascivia, se distinguir cuando alguien lo siente. Pero existen diferentes maneras de sentirla, y lo que ellos sienten, no es bueno.

- ¿Cómo que no es bueno? – En ese momento , fui yo la que apretó con fuerzas su mano. Un leve miedo, ya conocido, comenzó a inundarme.

- No temas. Los hombres descienden de las bestias, y sus instintos los gobiernan, pero en su mayoría saben controlarse. Puedo leer sus intenciones y todo lo que piensan cuando te ven, como cuando ven a una mujer guapa, pero saben seguir el camino de lo moralmente correcto. Pero aun asi, me molesta lo que desean – Me miro fijamente, y pude notar la determinación en su mirada – Nada te sucederá.

- ¿Y tu... Tu notas como te miran las mujeres? – Tartamudee, intentando huir de esa situación – Quieren ponerte las manos encima apenas tengan oportunidad.

- No me interesan las demás – Acaricio mis nudillos con su mano, causando que un leve calor me suba por mi rostro – Solo me importas tu – Pude sentir su mirada clavada en mi, pero mi vergüenza me obligo a no mirarlo. No podía verme sonrojada como un tomate.

- No digas incoherencias – Camine un poco mas rápido, hacia la entrada del almacen – Llegamos.

Fue suficiente poner un pie dentro del recinto, para que todas las féminas presentes claven sus ojos en Inuyasha y comiencen a susurrar y suspirar como si fuera el ultimo hombre sobre la tierra.

No pude evitar girar mis ojos frustrada. Si, era verdad que era guapo, que tenia un cabello super llamativo y sus ojos eran exóticos y algo excitantes. Su altura lo complementaba mas que bien, y sus rasgos faciales no hacían mas que enamorar a todas, pero no era para tanto. Era un demonio, aunque ellas no lo supieran.

-¿Qué compraremos? – Pregunto muy cerca de mi, demasiado para mi gusto.

- Algo para el almuerzo y algunas cosas que necesito – Seguimos caminando por los pasillos, mientras veía por demás de concentrada lo que tenia que llevar. Entre víveres, comida y utensilios de limpieza, llegamos a la caja. Solo en ese momento pude notar que habia mas cosas de las que yo habia elegido. Muchas mas cosas - ¿Qué haces?

- Compro comida – Me contesto con desinteres, como si fuera lo mas normal del mundo.

- Pero es...

- Si. Lo que tu comes – Me miro fijamente, y pude sentir como me sofocaba bajo tanto abrigo. ¿Por qué sus ojos tenían que ser tan penetrantes?

- ¿Eso que significa?

- Que me quedare contigo – Al escuchar eso, mi boca se abrió por incercia, mis pulmones dejaron de funcionar y mi cuerpo se congelo. ¿Qué acababa de decir? Si, me lo habia dicho hacia unos minutos, pero pensé que se le pasaría el capricho luego de un rato. ¡Maldicion!

KAME NO AKUMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora